Su principal reclamo es el elenco de grandes cómicos, pero los desaprovecha con un guion plano y una realización desganada
García y García: Aterriza como puedas

Una aerolínea low cost al borde de la quiebra decide contratar a dos expertos, cada uno excelente en su campo, como último recurso para no desaparecer. Uno es un sofisticado ejecutivo especialista en rutas de vuelo, el otro un mecánico capaz de reparar lo imposible. Los dos se llaman Javier García, lo que provoca que intercambien identidades sin buscarlo. Cuando ambos decidan mantener el equívoco por razones económicas y/o románticas, el enredo estará servido.
García y García, insistiremos sobre ello en esta crítica, no es una comedia. Es una tragedia. Una película de desastres aéreos. Porque tiene a Pepe Viyuela, José Mota, Martita de Granada, Jordi Sánchez, Ricardo Castella, Eva Ugarte… pero no tiene gracia. Ninguna. Se ve la intención, pero nadie parece estar cómodo en su papel. Y los que sí, el montaje va y les fastidia su entrega. Alguna incluso tiene pinta de que solo quería cobrar e irse de allí y había puesto el autómatico.
García y García no pretende reinventar la rueda, más bien parecerse a un tipo de comedia clásica algo pasada de moda pero que cuando se hace bien, funciona. Solo que aquí no está bien hecha, ni bien escrita, ni funciona la química entre los actores. Se hace larga, y al mismo tiempo parece que faltan escenas, los chistes buenos están mal contados y los malos rodados como si fuesen brillantes. No hay por dónde cogerla.
Crítica de García y García con spoilers

La película tiene, o intenta tener, dos almas. Una es un homenaje a la comedia romántica del Hollywood clásico, con sus enredos inverosímiles y sus galanes torpes pero elegantes. La otra es una comedia de astracán española de toda la vida con sus giros costumbristas y sus personajes histriónicos. Mota, en la primera, se supone que es una especie de Cary Grant, ehm, digamos que ligeramente menos atractivo. Viyuela, en la segunda, es un personaje que en Aída habrían descartado por chorra.
A ninguno de los dos reclamos de este sarao se le concede la más mínima oportunidad de lucir las virtudes que los han hecho famosos. Pepe Viyuela tiene un par de escenas para lucir sus habilidades de clown aprovechando que su personaje no está acostumbrado a hoteles de lujo o reuniones de alto copete, pero el montaje decide destrozarlas con planos que evitan que lo veamos tropezarse con habilidad acrobática. Mota no tiene ni un sólo diálogo ocurrente, con ritmo o velocidad, en toda la película, cuando aparentemente es el “héroe” de la función.
Lo mismo para las secundarias. El papel de Martita de Granada se supone que es vital para la trama, pero se deben haber perdido las escenas que lo explican, y sus diálogos son genéricos, desaprovechando a la cómica. Eva Ugarte tiene cero química con Mota, con el que se supone que está flirteando desde que se conocen. Ninguno de los dos se cree su personaje, sobre todo porque el de ella no tiene personalidad, solo ser la excusa para que él haga cosas. Y Carlos Areces y Ricardo Castella cumplen, haciendo lo que les piden siempre, pero sin ponerle muchas ganas.
¿Por qué tanto odio?

Si en una comedia que se basa en el reparto más que en el guion ni uno solo de los intérpretes está bien o siquiera cómodo con su papel, ¿qué nos queda? Pues un montón de chistes más vistos que el tebeo y tan mal contados que cualquier arista machista, racista, clasista o irrespetuosa que puedan tener te salta a la cara. Y no es porque sea uno especialmente picajoso, es que si hiciesen reír se perdonaría.
El personaje de la exmujer del Javier García “rico” es un tópico tan misógino que le habría dado vergüenza usarlo a don Mariano Ozores. El mecánico que interpreta Viyuela es lógico que sea un tipo llano y un poco bruto que en los ambientes elitistas del otro se mueva con torpeza, pero es ridículo que no sepa ni cómo se pronuncian China o Turquía o usar bien un mando a distancia.
En fin, podría seguir durante 600 palabras más y sería abundar en lo mismo. Por supuesto, si uno no quiere ponerse exigente, cuando esto llegue al streaming o a la televisión lineal le puede arreglar una tarde de sábado tonta. Y para gustos, los colores. Pero en este verano de comedias, con A todo tren. Destino Asturias, Operación Camarón, Donde caben dos, Descarrilados… acaba pareciendo cada vez peor por comparación. Ni los fans de Mota, ni los de Viyuela, ni los de Martita van a salir satisfechos. Para aterrizar así, mejor ni despegues.
La puedes ver online en
Imágenes: García y García.
