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Élite, temporada 5: Saturación de fantasías sexuales

La serie de Netflix se ha convertido en un producto vacío que cree que acumular orgías, drogas y clasismo porque sí es ser rompedor

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Élite temporada 5 retoma la historia más o menos por donde la dejó, aunque eso dé un poco igual. Cayetana sigue teniendo sus más y sus menos con Phillippe, que además debe afrontar las consecuencias de su comportamiento con las mujeres. Samuel y Ari siguen con su relación. Patrick y Mencía se llevan fatal con su padre. Las Encinas se vuelve un centro aún más asfixiante. Y llegan nuevos alumnos, incluido el hijo de un futbolista famoso y una influencer.

Élite es la serie que deja a Sky Rojo por neorrealismo italiano. La ida de olla que hace suspirar a Tarantino un «ay que ver, ya les vale, cómo se pasan». Los diálogos que le suenan poco verosímiles al equipo de guión de Shonda Rhimes. Los culos al aire que les parecen gratuitos a los directores de Juego de Tronos. El instituto que provoca que en la Delegación de Educación empiecen a ver Al salir de clase como cercana a su experiencia.

De manera que Élite temporada 5 es… más de lo mismo. Más crimen para hilar la temporada, esta vez con un girito en la forma de presentarlo que al menos cambia algo la visita de turno de los personajes a la comisaría -Samuel pasa ya más tiempo allí declarando que haciendo cualquier otra cosa-, más enredos culebrónicos polisexuales, más personajes nuevos, más buenorrismo normativo de todas las orientaciones y más sexo así como presuntamente disfrutón pero en realidad enfocado desde lo turbio.

Crítica de Élite temporada 5 sin spoilers

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Volvemos a una pregunta recurrente sobre muchas series supuestamente dirigidas a los jóvenes y a las jóvenas. ¿De verdad esto está dirigido a los susodichos chavales o son fantasías sexuales de los adultos que las escriben o las que estos se imaginan que pueden tener sus espectadores potenciales, también en edad de beber legalmente desde hace al menos un par de Mundiales? Aparte del hecho de que la mayoría de los actores suelen tener 10 años más que sus personajes -aunque en este caso no es para tanto ni llega a los extremos ridículos de Al salir de clase o Los Serrano– tanta orgía, tanta droga y tanto culebrón ya saturan, sobre todo porque al contrario que otros productos para jóvenes y jóvenas, se acumulan porque sí, sin ningún sentido.

Si la idea era impactar con cosas que se creen dinámicas y paradigmáticas, tabletas abdominales en las que rallar queso y representaciones de la sexualidad inéditas, pues ya pasó. Es que de hecho las primeras temporadas de Élite tampoco hacían exactamente eso y han ido metiendo mayor intensidad de cierto nivel de representación o de desparrame conforme el contexto la ha pedido -o permitido-, porque siempre ha sido una telenovela -Netflix le tiene puesta esa etiqueta, no yo- de sacar carne y poner a la peña más cachonda que una mona en celo.

Obviamente Élite temporada 5 es escapismo puro y duro, sin rebajar con agua. Así que la pregunta es: ¿Hasta qué punto es cómodo asistir a las fantasías sexuales de alguien o para alguien, sea quien sea? Es verdad que hasta hace poco solo veíamos las de señoros cisheteros y ahora son más diversas -en esta serie intentando superarse en la medida de lo posible-, pero mantenerse por sí mismas, sin aportar nada más, al final crea productos inanes. Y si encima patina en casi todo lo demás, aunque tenga un nivel técnico alto, pues sale Valeria. O esta Élite temporada 5.

Otras chicas del montón

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Esta serie ahora mismo tiene varios problemas, en concreto la cantidad de material al que se cree que se parece pero con el que las comparaciones son odiosas. Escapismo cafre en la forma y conservador en el fondo lo hace de forma mucho más inofensiva ese petardo frívolo que son Los Bridgerton -y mira que su fondo es rancio deluxe, incluso más que aquí-. Diversidad, adolescencia y etc, pues Euphoria aparte, sin salir de la piel de toro, Ser o no ser, La edad de la ira y hasta HIT, que irónicamente no existirían si no fuese por Élite, pero que la superan en casi todo menos en presupuesto, hasta compartiendo actores.

En el capítulo tres, el más adelantado de la temporada al que desde la prensa hemos tenido acceso, se hace un homenaje a Almodóvar cuando los alumnos asisten a un autocine en el que se proyecta Átame. La consiguiente contemplación de las andanzas erótico-festivas de Antonio Banderas y Victoria Abril enciende los más bajos instintos de los personajes y hay un comentario, poco sutil, sobre los cambios en la forma de vivir el sexo y las relaciones de poder. Pues aún así, al final termina subrayando que todo esto son solo fuegos artificiales para disfrazar de inclusivo y rompedor un planteamiento más simple que un zapato.

Bueno, en fin, que Élite temporada 5 es un producto de escapismo y entretenimiento para gente ya de cierta edad que vende un modelo aspiracional ridículo a los presuntos adolescentes a los que se dirige. Una serie de veintañeros que están muy buenos enrollándose entre ellos de forma más o menos random y presuntamente rompedora pero que, como sigue por inercia, solo añade orgías y drogas a la ecuación. Y que encima patina con alguna subtrama que si apareciese así tal cual en otros productos les lloverían críticas. En fin, que lo mismo de siempre, pero cada vez más previsible y más involuntariamente rancio mientras se cree la monda.

Imágenes: Élite temporada 5- Netflix
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