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Élite, temporada 6: Señor, suélteme el brazo

La serie intenta una especie de examen de conciencia que queda forzado porque se nota que es lo que sus creadores creen que quiere el público, no lo que les apetecería contar

Élite, temporada 6: Señor, suélteme el brazo 1

Élite temporada 6 retoma la cosa, más o menos, donde la dejó. Samuel ha muerto, la mayoría de sus amigos se han marchado y Benjamín está en la cárcel. Ari, Patrick y Mencía deben seguir yendo a clase para no perder el dinero de su padre, Isadora se enfrenta al sobreseimiento de la causa contra sus violadores y conocemos a alumnos que hasta ahora no se habían mencionado, como la militante Rocío o Nico, un chico trans buen amigo de Mencía. Por otro lado, la relación de Iván y Patrick parece afianzarse, pero los impulsos autodestructivos de ambos la dificultarán. Y, por supuesto, habrá una misteriosa agresión a un alumno, que en principio se encuentra entre la vida y la muerte.

Bueno, en fin, se lo pueden ustedes imaginar.

La serie creada por Carlos Montero comenzó a rozar la autoparodia en su temporada anterior. En esta parece que un complejo de culpa tremendo, o el simple deseo por puro marketing de lavarse de las críticas recibidas por la anterior, la fuerzan a un volantazo bienqueda, en el que su habitual desfase se matiza por subtramas centradas en temas que sus responsables entienden que satisfarán al público que ellos se imaginan que tienen, o al menos a la parte de él que opina en Twitter o tiene altavoces como este artículo.

Élite temporada 6 recupera su empeño en tener un casting diverso, algo que por otro lado ya hacía desde su primera entrega, solo que dándole mucho drama, mientras sigue diluyendo la presunta diferencia entre ricos y pobres que se suponía que era su argumento de base. Es su primera temporada, además, sin ningún personaje del reparto original –aunque sepamos que Omar regresará en la T7-, incluso con limpieza en algunos de los protagonistas fichados más adelante, como Rebeka o Cayetana. La continuidad del exitazo de Netflix está ya firmada y en fase de guión, pero es interesante ver en que resulta la, solo aparente, renovación.

Mira qué buenas personas somos

Élite, temporada 6: Señor, suélteme el brazo 2

La temporada pasada a la serie le llovieron guantazos bien merecidos. Que si el exceso de orgías porque sí que ya aburre, que si justificando a un violador y encima haciendo que la chica que lo defendía a muerte sea víctima de abusos poco después, que sí clasismo y racismo, que si vaya tela la homofobia implícita en la subtrama del futbolista… Parece, al menos en los tres episodios que hemos podido ver la nueva entrega, que Élite temporada 6 hace examen de conciencia. Pide perdón a sus hipotéticos fans. Mea culpa. Bendígame, padre. Etcétera.

Que las series se puedan “arreglar” y que lo que se hace aquí constituya dicha acción es debatible. Aquí lo que tenemos, por el momento, es que se mantiene la subtrama de Isadora (Valentina Zenere) enfrentándose al grupo de jóvenes que abusó de ella en una fiesta, con alarde de frases en la línea del ‘Yo sí te creo’ y demás y hasta dos personajes que se salen del tópico al pasar a defenderla arrepentidos por haber puesto en cuestión su palabra. Claro, esto llega después de la lluvia de collejas en la entrega anterior, cuando a Phillipe (Ryan Shrime) se lo excusaba por varios intentos de violación porque “no estaba acostumbrado a que le dijesen que no” al ser noble y guapo.

Es cierto que es una trama que se hereda de la temporada anterior -ambas con Jaime Vaca, creador de esa seriaza que fue La otra mirada (2018), como coordinador de guión-, pero también que en aquella se presentaba en tono provocador y de desfase, y el caso de príncipe que no procesa un “no” con facilidad planteado como “dilema moral”, y ahora se busca sonar más moralizante y didáctico. Como diciéndole a su público, ojo, mira. Somos de los buenos. La salida del armario del futbolista, con leccioncita por parte de su hijo y el novio de este, más de lo mismo. Son fantasías de lecciones morales progres, a lo Ryan Murphy, pero ejecutadas de manera torpe, simplemente para presumir de darlas.

Solo queremos caerte bien, porfa, dinos cómo

Élite temporada 6

Al menos hay un momento en que Bilal, el camarero de Islas Comores, pasa de Rocío, la alumna de familia guineana de Las Encinas, y le dice que aunque ambos sean racializados, ella es rica, así que no son “hermanos”. Y que para él la única forma de ser africano es nacer en África. En tres episodios, es el único momento en que la serie parece ser consciente de la turra forzadísima que nos está dando. Luego viene una escena en la que todos se quedan en ropa interior y le miran el paquete al chaval, porque claro, ya se sabe. Está claro que lo que Élite tiene ganas de hacer es esto (“buah, negro, seguro que tiene 3menda verga”) y monta todo el pifostio bienpensante no porque se lo crea, sino porque piensa que así “vende”. Quiere ser rompedora y bienqueda al mismo tiempo. Algo que no solo es imposible, además es tontorrón.

Es decir. Aparentemente si Élite temporada 6 cree que a los chavales, o los cuarentones que quieren creerse chavales y tienen su mismo gusto sexual, lo que les pone es que les digan que son juerguistas nihilitas polisexuales, eso proyectará. Y si, por lo que sea, sospecha que son progresistas de barrio pijo que un poquito de desigualdad vale, pero sobre todo buscan sentirse los buenos en dramas de políticas identitarias que contengan valiosas lecciones morales, les dará eso. Aunque no encaje, quede incoherente o pierda esa esencia del más grande y más burro que en realidad es la que querían sus creadores. Esta temporada incluso pesca a los actores en las series juveniles buenas de TVE, además casi repitiendo los papeles que tenían en estas: Carmen Arrufat y Álvaro de Juana de HIT y Ander Puig de Ser o no ser.

En fin, que Élite temporada 6 es más de lo mismo, pero tiene la poquísima vergüenza, para mal, de creerse que no, que es progresista, inclusiva, didáctica -como en la primera entrega, o eso se suponía- y maravillosa de la muerte. En realidad es un producto comercial, pero uno que quiere escandalizar y quedar de malote pero al mismo tiempo quedar bien. La cuadratura del círculo y algo muy propio de las series adolescentes aspiracionales de Netflix, seguramente un éxito que se mantendrá las temporadas que hagan falta. Pero, al mismo tiempo, es un desastre creativo.

Imágenes: Élite temporada 6 – Netflix
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