Las ganas de ver esta serie dependerán del grado de fanatismo por el original que uno traiga de casa y de lo que le gusten los culebrones aderezados con números musicales
UPA Next arranca cuando Rober, convertido en empresario del espectáculo afincado en Miami, vuelve a la Escuela Carmen Arranz. La misma que ahora dirigida por Silvia, su ex, y a la que quiere proponer un musical sobre UPA Dance, el viejo grupo en el que acabaron de mala manera, que esté protagonizado por sus alumnos actuales. Aunque no se fía, ella acepta porque necesita ingresos para mantener abierto el centro e inicia un proceso de matriculación y de cásting, en el que una hornada de nuevos talentos se unirá a los viejos protagonistas de la serie.
Bueno, no parece que vaya a ser el artefacto nostálgico más brillante del revival de los grandes éxitos de Antena 3 de los 2000, pero de momento solo hemos visto un episodio. Tiene el reto de siempre en estas clases de ficciones «de escuela»: que las tramas y la estética de los personajes nuevos no expulsen a los fans veteranos, que son los que dan la base para que la resurrección tire adelante, y que la herencia y los personajes ya existentes no echen para atrás a la nueva generación que se quiere atraer. Debuta en streaming, pero bueno, Atresmedia se ha currado a ese público, o a sus padres, con otros productos presuntamente de su gusto antes, y es de suponer que si insisten es porque funciona.
Otra cosa es la vigencia de este tipo productos, que en el original consistió en sumarle números de danza a la fórmula de las series de instituto de la época, una especie de Compañeros o Al salir de clase con los personajes un poco más talluditos, algo que conllevaba, lo han adivinado, erótico resultado. El gusto por la mezcla de géneros ha dado un par de vueltas al péndulo mientras Netflix, por ejemplo, experimentaba con con Rainbow, de Paco León, o Érase una vez… pero ya no, de Manolo Caro.
UPA Next, el musical

Parte de la gracia es que UPA Next admite de salida su condición de objeto derivativo y plantea como McGuffin del culebrón o talent show ficcionado el hacer un musical sobre su predecesora. Es decir, UPA Next va de cómo se hace UPA Next, empezando por el casting, en el que, previsiblemente, los nuevos personajes deberán asumir los roles de sus antecesores (así como Silvia está, básicamente, intentando interpretar sin mucho éxito a Carmen Arranz).
Aunque la duración se ajusta al nuevo estándar de los 50 minutos, y no los 70 en los que nació un paso adelante, la pretensión es que el reparto vuelva a ser muy coral y con tramas separadas para profesores y alumnos, los primeros más dramáticas y los segundos más de culebrón. La gracia, en parte, es que en los profes, donde en los 2000 se llenó de caras conocidas (la misma Lola Herrera, Beatriz Rico, Natalia Millán o Jaime Blanch), ahora tenemos a los antiguos alumnos que precisamente se hicieron famosos y pueden servir de reclamo en otros productos gracias a aquello.
El más famosísimo ha terminado por ser Miguel Ángel Muñoz, que llega ya hasta con premios de documental bajo el brazo, y es el que más se autoparodia, con los personajes de Beatriz Luengo y Mónica Cruz parece que de momento mucho más planos. El tito Rober maduro resulta igual de pijo, chulesco y liante que el post-adolescente de hace 17 años, y el actor parece reconciliado con reírse de esa imagen, que se contagió a su figura a través del personaje.
Uno, due, tre, quattro

En esta primera impresión, UPA Next es menos inaccesible y de autoconsumo del fan fatal que los regresos de Física o Química o Los Protegidos, pero eso no es ni bueno malo. El de los superhéroes costumbristas es, sin duda, el que menos margen deja a un recién llegado y, al mismo tiempo, el que tiene aspecto de lograr una vida más larga. En ese sentido, podemos decir que Atresmedia vuelve a ser la plataforma que más se cree lo de segmentar públicos, en lugar de hacer pesca de arrastre (Prime Video) o apostar por uno solo y muy concreto (Movistar Plus+ o Filmin).
Bueno, y luego lo de siempre. La diversidad de orientación sexual bien, pero la de clase y la racial no. Porque a los espacios de creación de estas series tienen acceso personas con diferentes orientaciones sexuales, pero racializadas o de clase trabajadora, no, o al menos en mucha menor medida y con mucho menos poder de decisión. Se perdona porque UPA Next, como antes Un paso adelante, quiere ser pop loco con culebrón y musical, no una representación realista de nada, y casi que das las gracias porque te sacan a un migrante o una gitana -con acento andaluz, aunque aparentemente sea del mismo centro Madrid- en papeles que no son de secundario cómico.
En fin, que las ganas de ver UPA Next dependerán, al final, del grado de fanatismo por el original que uno traiga de casa y de lo que le gusten los culebrones aderezados con números musicales. Lo bueno es que no engaña a nadie, lo que ves es lo que hay. Y de cualquier problema que vaya surgiendo, ya se encarga el tito Rober.
Imágenes: UPA Next – Atresmedia
