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Sky Rojo: Gente muy guapa haciendo cosas muy locas

Si te la tomas en serio, te quedas fuera.

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Sky Rojo cuenta la historia de tres prostitutas que le pegan una paliza a su chulo y luego huyen atravesando la isla de Tenerife mientras las persiguen sus matones. Cada una con sus taras de fábrica -la yonqui, la ingenua, la asesina-, al mismo tiempo que intentan sobrevivir descubrirán sus secretos más oscuros, además de los que ocultan sus perseguidores y los del lugar donde viven.



Hace no tanto tiempo en esta santa casa bromeábamos con si existía el «estilo Vancouver»: gente que está muy buena haciendo cosas muy muy locas. Quizás White Lines no acababa de ajustarse a esa marca de fábrica de la que salió La casa de papel, pero esto ya es quitarse la careta. Que leches la careta. El tanga. Esto no es ni ir a pecho descubierto, es tirarse con un corte en el dedo gordo del pie a una piscina llena de pirañas espídicas.

Sky Rojo hay que tomársela como la serie que rodaría Tarantino puesto de anfetas. Como intentes pedirle verosimilitud o contención shakesperiana en las actuaciones, complejidad, te da un ictus. Esto es otra cosa, muy bestia pero muy ibérica, con su comedia negra sin vergüenza. Aparte de que a Miguel Ángel Silvestre y Verónica Sánchez no se los habrá cosificado más que en esta serie en su vida.

Los Chunguitos o el Pérez-Reverte de Cachito estarían orgullosos. Juan Madrid se haría una paja. Bigas Luna estará aplaudiendo con las orejas. Y encima capítulos de 30 minutos, para que se te pasen volando. ¿Qué quieres más? No todo en esta vida va a ser Patria o Los espabilados. Goza tu síntoma.

 

Crítica de Sky Rojo con spoilersSky Rojo: Gente muy guapa haciendo cosas muy locas 2

En el primer capítulo tenemos la metáfora sobre felaciones menos sutil de la historia de la televisión en España, una teta apuñalada con un portaminas, un veterinario operando a una persona del bazo sin anestesia, un doble asesinato y una prostituta que hace balance positivo de todo ello porque «hoy por lo menos no nos rompieron el culo». Y que a nadie se le ocurra quejarse. Cuando uno ve una serie de Álex Pina sabe a lo que viene.

Y sí, Death Proof del arriba mencionado está muy presente, pero también Perdita Durango, de Álex de la Iglesia -el paisaje lo mismo podría ser Tenerife que Sonora-, o la Sin City tanto del cómic de Frank Miller como llevada al cine por Robert Rodríguez. Que no serán los referentes que te harán ganar más premios en esta vida, pero para un rato entretenido sí que dan.



En Sky Rojo la peña esnifa Tramadol y lo justifica porque «así no se resiente el estómago». La yonqui deluxe Coral, interpretada por Verónica Sánchez, es nuestra narradora punto de vista al estilo de Tokio en La casa de papel pero con la venturosa novedad de que ella sí que hace cosas relevantes para el argumento y evoluciona como personaje.

La gracia es que todas las macarradas se maticen con un sentido del humor entre absurdo y tontorrón que hace que se te escapen las carcajadas más por lo inesperado que otra cosa, del nivel, si suena rumba es que a alguien le van a partir la cara. Así pasa mejor, por ejemplo, que te cuenten que Romeo, el chulo, «con su mirada de sátiro era capaz de extraer la mujer fantasía que cada una llevábamos dentro». Así, sin anestesia ni nada, no entra. Pero con mucho alcohol, pastillas y pachangueo, igual sí.

 

Un burdel es una realidad paralelaSky Rojo: Gente muy guapa haciendo cosas muy locas 3

El personaje de Asier Exteandía, que va despendolado y pasándoselo como un gorrino en una charca, recuerda a sus empleados que «España es el primer país de Europa en consumo de prostitución. El tercero del mundo». A Pina y Esther Martínez Lobato les encanta subrayar la hipocresía de la sociedad por la vía de la ausencia absoluta de sutileza y la exploración del simulacro.

Esto último se nota especialmente cuando la casa de los sueños de las protagonistas no deja de ser una tienda de muebles en día festivo. Encima van sobreviviendo porque media isla está entre su clientela y les debe favores. España como una sociedad de puteros vergonzantes en la que el proxeneta es al mismo tiempo un sociólogo y un spin doctor capaz de leer tendencias en un meno de culo.

Por otra parte, es digno de reseña lo que les gusta a la gente de Vancouver Media maltratar señoras, a pesar del presunto mensaje feminista de algunas de sus series. Las heroínas cafres de Tarantino reciben tanta estopa como reparten, pero las de Pina se pasan más tiempo siendo agredidas, atadas y cosificadas que respirando. En solo los dos primeros capítulos el manual de maltrato que reciben las tres protagonistas y algunas de sus amigas basta para torcer el gesto al más pintado.

En fin. Sky Rojo. España, 2021, segundo año de la pandemia. Gente que está muy buena haciendo cosas muy locas. Un chute de barbaridades por minuto que pondría nervioso a Michael Bay. Te descuidas y te has visto la serie entera. Que te siente bien o te siente mal, pues mira, eso ya es tu problema. Si cuando entres no hay nadie con una sobredósis es que te habías equivocado de serie.

 

Jose A Cano (@caniferus)

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