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La Mesías: Una obra maestra sobre la maldad de las pantallas y la tragedia detrás de sus monstruos

Los Javis dirigen su mejor trabajo hasta la fecha y una de las mejores series españolas de cualquier momento, una reflexión sobre el lado oscuro de la sociedad del espectáculo, nuestra percepción de lo normativo y la familia

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Enric es un técnico y operador de cámara que trabaja en una película en Montserrat a finales de 2012. El día de fin de rodaje, mientras cena en solitario, ve un vídeo en televisión que lo impacta: las Stella Maris, un grupo de música cristiana formado por seis hermanas que dicen cantar por orden de Dios y para salvar el mundo. Se han hecho virales gracias a las redes sociales y a un estilo visual y narrativo completamente desquiciado y ridículo a ojos de los espectadores. Pero para Enric son algo más. Son una puerta a los peores recuerdos de su infancia, todos relacionados con su madre y sus hermanas. Son la historia de La Mesías.

Sí, Javier Ambrossi y Javier Calvo han firmado su mejor trabajo hasta ahora, a cualquier nivel: como productores, como guionistas y como directores, que era donde cojeaban más hasta ahora (excepto en dirección de actores, donde siempre habían destacado y aquí directamente se salen). El presupuesto se nota en cada frame, fotograma o lo que toque según el momento, los temas que tratan son los de siempre de la marca ‘Los Javis’ pero llevados a un grado de madurez hasta ahora inédito —incluida Veneno (2020)— y el despliegue técnico, inalcanzable para el 99% de las series españolas, está al servicio de esas ideas y de una narrativa compleja pero clara.

La Mesías llega vía Movistar Plus+. Tiene gracia que esta serie, sobre el fanatismo religioso y con un final un poco cínico al respecto, se estrene justo cuando la Arabia Saudí acaba de entrar como accionista mayoritario en la multinacional madre cuya facturación que hace posible este despliegue.

Mowgli del YouTube

La Mesías Javier Calvo Javier Ambrossi Los Javis serie
Movistar Plus+ Festival de San Sebastián

Pero al lío. La Mesías supera al fenómeno Flos Mariae, en el que se basa sin ninguna reserva mezclándolo con casos como El Palmar de Troya o la vidente de El Escorial, para proponer una ficción sobre la construcción de la realidad a través de las pantallas y la sociedad del espectáculo. Una historia ambigua, turbia y compleja, más cerca del terror que del drama o la comedia negra —el público español en sala se sigue riendo por cualquier cosa—, que tiene dentro a Almodóvar pero también a Yorgos Lanthimos, Ibáñez Serrador, el musical clásico y, la madre que nos parió, a Espíritu sagrado (2021), de Chema García Ibarra.

A Los Javis les obsesiona la idea de la sociedad del espectáculo y cómo nos mediatiza y construye como público, y la forma en que lo analizan aquí supera con mucho a la de Veneno. La historia de la familia Puig Baró y el grupo musical es la de una especie de familia salvaje, unos Mowgli del audiovisual, cuya construcción y entendimiento de su lenguaje es básico e infantil. Una advertencia sobre los sesgos y las burbujas de interpretación de nuestro ecosistema de la comunicación actual, en el que criarte a base de musicales clásicos y la Biblia y sin más acceso a otros marcos interpretativos crea monstruos. Unos monstruos grotescos y dignos de piedad, no de burla.

En algunos momentos puntuales, la serie casi parece una impugnación de su Paquita Salas (2016-2019), que ya han dejado tan atrás. El momento en el que un youtuber hiperbólico comenta a las Stella Maris es casi una regañina a sus fans por replicar las lógicas del bullying con los outsider protagonistas de sus series. Las hermanas cantantes y su muy pasada de vueltas matriarca —una femineidad tóxica y represiva que rozaría la misoginia en su representación si no estuviese matizada por las que la rodean— son personajes de tragedia o terror, no de comedia, con los que interactuar en la vida real provocaría momentos violentos, no graciosos.

Este Canino (2009) de la alfabetización audiovisual coge todo esa parafernalia religiosa que ha adornado cierto tipo de productos primero underground y luego mainstream del que ellos mismos han bebido —y que llega hasta Cardo (2021-2023), también con Ana Rujas— y lo devuelve a su lugar de significante opresivo y terrorífico que realmente es. Y presenta a los “frikis” que se reúnen para esperar ovnis en Montserrat como seres con una dignidad que debe ser respetada, rotos cada uno a su manera, y que necesitan compasión y la capacidad de comunicarse con ellos en un plano de igualdad, no burla y acoso. En ese sentido, es curioso que de alguna manera La Mesías sea la versión de Los Javis de otra de las grandes series de Movistar Plus+ de este año e igualmente estrenada en San Sebastián, El otro lado.

Lujo técnico y narrativo

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Las ópticas y el formato de La Mesías van cambiando según la época, entre los 80, 90 y la actualidad de la serie, 2012, aunque la narrativa del comienzo se acaba filtrando hasta el último episodio, el único sin flashbacks, que asume maneras de película de la época… o del indie actual. En cuanto se asume, la textura de la imagen adquiere una función narrativa porque reconocerla sirve para guiarse por los años. A todo eso se le unen televisiones de varias épocas, vídeos domésticos en VHS, ordenadores de mesa y portátiles, móviles, actos religiosos multitudinarios en multipantalla… Los videoclips de las Stella Maris tardan media serie en aparecer sin mediación o comentario, y cuando lo hacen sabemos lo suficiente como para que den miedo, no risa.

La fotografía es un trabajo espectacular de Gris Jordana (La vida sin Sara Amat, Libertad), que ya trabajó con Ambrossi y Calvo en Veneno (los personajes de Roger Casamajor y Macarena García reciben cada uno un tipo de iluminación que va evolucionando), la banda sonora mezcla los temas de Hidrogenesse para las hermanas con los ritmos opresivos de Raül Refree y una mezcla de temas de la música clásica y el pop del siglo XX que subrayan la ingenua grandilocuencia de esa concepción infantil de la vida de sus personajes. Y la dirección de Arte de Roger Bellés o el vestuario de Ana López Cobos convierten en supervillanía de terror el tópico de Paloma ‘Cuesta’ en Aquí no hay quien viva .

El reparto de La Mesías es casi perfecto y al mismo tiempo uno de los pocos aspectos donde se le pueden poner pegas a la serie. La caracterización consigue que nos creamos que Ana Rujas y Lola Dueñas pueden ser la misma persona con diferentes edades, pero la elección de Carmen Machi, que construye su propio tono aparte del resto, o viene a subrayar el papel de la maruja siniestra o a indicar la prog . Por otra parte muchos cameos solo están para que esos fans malasañeros a los que el guión riñe digan “anda, mira, fulanita” y veas al actor y no al personaje. Albert Pla y Macarena García se elevan (sobre todo él) por encima de eso… y sorpresivamente Amaia Romero, que está espectacular (y aparte canta, claro que canta, como Dios, pero si no, para qué la fichas).

España, una y trina

La Mesías Javier Calvo Javier Ambrossi Los Javis serie
Movistar Plus+ Festival de San Sebastián

La Mesías incluso se permite contener, de una forma u otra, referentes del cine y la cultura españoles que van más allá del mero guiño cinematográfico al melodrama almodovariano, del que se aleja con mucho la serie… y cuya mera comparativa, escuchada en el pase donostiarra, indica ese mismo analfabetismo audiovisual pegado a tópicos facilones contra el que la serie advierte. Desde una lectura turbia (y realista) de Maribel y la extraña familia, de Miguel Mihura —o su adaptación al cine por José María Forqué en 1960—, hasta una reelaboración de García Lorca modernizado y matizado por el mencionado Lanthimos caben en sus imágenes.

Estoy intentando terminar esta crítica sin desvelar detalles de la trama, así que recogeremos el rosario con una boutade: Los Javis hasta ayer eran dos grandes productores con un fino olfato comercial y un lenguaje propio en construcción con referentes muy claros. Ahora ya son autores con su propio discurso y sin más comparativa que su propio trabajo.

La Mesías es una de las mejores series que se han hecho nunca en España porque, como todas las obras maestras, es ambigua, incómoda, llena de dobles lecturas e imposible de descifrar completamente, pero al mismo con una reflexión clarísima y evidente sobre los temas de su momento y una conexión con la tradición en la que se produce. Y de paso nos recuerda que no es sano reírse de alguien que cree que se va a casar con el Príncipe de Asturias.

Imágenes: La Mesías – Movistar Plus+
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