Un informe de la asociación MIA (Mujeres en la Industria de la Animación) señala como en 2022 los cortos y series con profesionales mujeres aumentaron, pero los largos siguen siendo menos, con menor presupuesto y ayudas públicas más escasas
La dirección de largometrajes sigue siendo la gran barrera para las cineastas en animación

La dirección de largometrajes y la cuantía de los presupuestos siguen siendo el “techo de cristal” de las mujeres en animación en la industria española, según el informe de la asociación MIA (Mujeres en la Industria de la Animación) de 2022, cuyo adelanto se presentó el pasado viernes 3 de febrero en el evento ‘Animación por mujeres: presentes y futuros’, organizado por la Asociación Cine con Ñ y que contó con las directoras Alicia Núñez (La primavera siempre vuelve) y Carmen Córdoba (Amarradas), nominadas al Goya al Mejor Corto de Animación, y las portavoces de MIA Belli Ramírez y Eva Pérez Misa.
En el adelanto de las conclusiones sobre mujeres en animación en nuestro país MIA, al que ha tenido acceso esta revista, se apuntan varias tendencias. La principal, que aunque en los últimos años (el periodo estudiado es 2020-2022) el número de mujeres entre los profesionales de las producciones en animación en España ha aumentado ligeramente. En cortometrajes se ha pasado de un 32% de mujeres a un 40% y en series de un 31% a un 41%.
Es en los largos donde sigue la brecha, y en 2022 solo hubo un 26% de mujeres, apenas 106 de los 405 profesionales implicados en las películas analizadas por MIA. Las conclusiones provisionales apuntan a que, coincidiendo con las tendencias generales del audiovisual, “las obras dirigidas por mujeres tienen en general presupuestos menores y reciben menos ayudas o bien aparecen encasilladas en la categoría de ayudas selectivas”. En cuanto los proyectos cobran “importancia económica” el número de directoras “disminuye”, según MIA.
Las mujeres y la animación en los Goya

Un ejemplo que se analizó en la charla fue el de los Premios Goya. Este año cuatro de los cinco cortos nominados tienen directoras mujeres, dos en solitario (Núñez y Córdoba, presentes en el evento), y dos como codirectoras (Lorena Ares junto a Carlos Fernández de Vigo en Amanece la noche más larga y Shira Ukrainitz junto a Omar Al Abdul Razzak en La prima cosa), pero no aparece ninguna en la categoría de Largometraje.
Esto empeora y mejora al mismo tiempo las cifras de ediciones anteriores. Por ejemplo, en cortos, y contando con el paso de 4 a 5 nominadas en todas las categorías, hace falta contar la cuatro ediciones anteriores para empatar. Fueron Carla Pereira en 2021 y 2020 por Proceso de selección, esta junto a Juanfran Jacinto, y Metamorphosis; Laura Zamora por El árbol de las almas perdidas en 2019 y Cristina Vallejo y Xenia Grey por El olvido. Ninguna ganó.
Sin embargo, en 2022 y tras el 2021 de la pandemia donde solo hubo una película nominable, en los Goya se alcanzó la paridad en las nominaciones con dos largos con mujeres en la dirección nominados y uno de ellos ganador, Valentina, de Chelo Loureiro, que entre otros derrotó a Salvar el árbol, de Haizea Pastor e Íker Álvarez. Loureiro se convirtió en la segunda mujer en ganar dicho premio en la historia de los Goya, además.
Porque, por otro lado, se celebran hitos que no lo son tanto. Hasta la irrupción de Enrique Gato con su saga de Tadeo Jones, que tiene tres, la directora con más Goya a la Mejor Película de Animación en solitario era Maite de Ruiz de Austri (La leyenda del viento del norte), con dos, y sigue siendo la que ha tenido más nominaciones en dicha categoría, un total seis.
Y dos de los tres primeros Goya al Mejor Cortometraje de Animación los recogieron directoras: en 1994 Mercedes Gaspar por El sueño de Adán y en 1996 Begoña Vicario por Pregunta por mí. Aunque desde entonces, ya hace 27 años, ninguna, ni siquiera en codirección.
Mujeres en animación: asignaturas pendientes

El informe sobre mujeres en animación en España lo firman las investigadoras de MIA Sara Álvarez, Begoña Vicario, Nerea Cuenca, Maitane Junguitu y Susana García. Estas expertas apuntan a que el porcentaje de mujeres profesionales en el sector es bajo porque sigue habiendo pocas con formación y que es tarea de las escuelas de cine compensarlo. También son optimistas y apuntan a que “con este avance, ya somos testigos de un proceso de cambio, que anticipa un avance imparable”.
El adelante igualmente apunta un análisis de tramas y contenidos, que se ha basado en una muestra seleccionada de cortos, series y largometrajes (estos últimos, siendo 2022 un año en el que solo se estrenaron cuatro en España, se limita a los nominados a los Goya). Como curiosidad, de las 8 series de animación analizadas, solo una tiene una directora -precisamente Maite Ruiz de Austri en Memorias de Idhún– , pero un 75% de los protagonistas son heroínas, de manera que se entiende que “los contenidos vienen definidos por el target” y no por la autoría.
En los largometrajes, las investigadoras concluyen que “más mujeres en los puestos de autoridad equivale a mayor representación femenina en pantalla”, celebrando que todos los contenidos, frente al tópico, fuesen “sin princesas ni tramas amorosas”. Así, las conclusiones generales a falta del informe completo de MIA, vienen a ser las mismas que en el conjunto de la industria pero un paso más atrás: falta de mujeres en puestos de decisión o técnicos y, cuando las hay, presupuestos más bajos y menos visibilidad.
Portada: Memorias de Idhún, dirigida por Maite Ruiz de Austri.
