El cine de José Antonio de la Loma sobre Juan José Moreno Cuenca, ‘El Vaquilla’, no hablaba tanto de una época de nuestra historia como de una capacidad lúdica de mirar la realidad sin negar sus partes menos higiénicas
El cine quinqui tuvo a ‘El Vaquilla’ y José Antonio de la Loma fue su profeta. El exploitation español por antonomasia entre los 70 y 80, que llenaba los cines y los bolsillos de sus productores debido a sus bajos costes, tuvo su antihéroe e icono en Juan José Moreno Cuenca, ‘El Vaquilla’, al que verán en las enciclopedias como delincuente y actor, pero en realidad pocas veces se dio vida a sí mismo.
Aquel cine sobre la vida marginal y la droga de la España de la época ha quedado como un recuerdo folclórico, que solemos contemplar fuera de contexto y casi en un tono de comedia. Películas como Las leyes de la frontera -cuya novela también se inspiró en Moreno Cuenca- lo rescatan con un componente nostálgico e idealizado, haciéndonos en parte olvidar el carácter provocador, cínico y de entretenimiento salvaje que tenía. Quizás es porque el cine que se conoce más en la actualidad es el de Eloy de la Iglesia, con El pico (1983) o La estanquera de Vallecas (1987) a la cabeza. Pero él era el director de prestigio artístico, el de denuncia social. Quien asentó el estilo, el auténtico exploitation, se llamaba José Antonio de la Loma.
De la Loma había sido maestro de escuela en el mitificado barrio Chino de Barcelona y venía de una familia de tradición militar cuyos modos autoritarios es evidente que se le atragantaban. De la mezcla de sus inquietudes artísticas -ya se dedicaba al teatro de estudiante-, sus experiencias vitales, la influencia del exploitation norteamericano y la explosión del cine de género en la Transición nacieron esas películas sucias, angustiosas, violentas y cargadas de su perverso sentido del humor, que renegaban de cualquier tipo de autoridad pero no llegaban a romantizar a sus “héroes”, retratados casi siempre como una mezcla de niños grandes y malas bestias.
FlixOlé ha recuperado todos estos títulos, hasta un total de 27, en una colección especial de cine quinqui para este mayo, en la que destacan -además de Chocolate (1983)- los estrenos de dos títulos muy especiales de la filmografía de José Antonio de la Loma nunca antes disponibles en streaming: Perras callejeras (1985), rodada casi al mismo tiempo que Yo, El Vaquilla, y su última película, Tres dias de libertad (1995).
Yo, El Vaquilla, el más difícil todavía

En la llamada ‘trilogía del Torete’, con Perros callejeros (1977), Perros callejeros II (1979) y Los últimos golpes de El Torete (1980), de la Loma escoge Ángel Fernández ‘El Trompetilla’, compañero de fechorías de Juan José Moreno desde que tenían 10 años en el barrio de La Mina de Barcelona, para interpretar a un trasunto de ‘El Vaquilla’ al que cambiaba el apodo. En la tercera entrega, dada la repercusión mediática, incorpora al propio interfecto en persona como figurante y en personaje, en este caso interpretado por el actor Bernard Seray.
El público quedó fascinado por ese tipo que cometió su primer homicidio a los 12 años, fue pasando de reformatorio en reformatorio y tras entrar en la cárcel Modelo con 16 fue capaz de estudiar Derecho -aunque no lo terminó- sin dejar de delinquir en cada permiso penitenciario. El director catalán quiso dedicarle una película en solitario y, supuestamente, más fidedigna, la mítica Yo, El Vaquilla (1985). Aunque parte de sus experiencias ya estaban en la anterior trilogía, en esta se recrea en cada recoveco sórdido de su sufrida biografía, de nuevo optando por dar el papel a un actor no profesional, en este caso Raúl García Losada.
Yo, El Vaquilla es el más difícil todavía porque quiere mantener el espíritu de comedia salvaje y morbo trágico de Perros callejeros pero acercarlo aún más al estilo documental que se le presuponía al subgénero, aunque todos supiesen -espectadores, cineastas y quinquis- que aquello, con todo su suciedad y su cinismo, seguía siendo una versión edulcorada de las realidades que reflejaba. Aún así, de la Loma se empeñó en recrear lo máximo posible de la vida real de Moreno Cuenca.
El periodista Xavier Vinader se interpreta a sí mismo para contribuir al tono testimonial y guiar la película como una narración del propio ‘Vaquilla’ de cara a una futura biografía. En ese relato biográfico no faltan todo tipo de persecuciones y clásicos del autoirónico cine de explotación de la época. Como curiosidad y muestra del sentido del humor tanto del director como de sus protagonistas, Ángel Fernández ‘El Torete’ hace su aparición interpretando… al abogado de ‘El Vaquilla’.
Tres días de libertad, el país que nunca se fue

La última película de José Antonio de la Loma actúa como una secuela no admitida de la icónica Yo, El Vaquilla. Aunque el protagonista de Tres días de libertad se ficciona en Juan ‘El Gato’ y lo interpreta Joan Bentallé, a nadie se le escapaba que se trataba de un trasunto de Moreno Cuenca. Incluso los secundarios remedan a su familia. Para el año 1996 en que llegó a los cines ya era un producto algo anticuado, con una búsqueda del naturalismo y una representación de la violencia que apenas había aguantado en televisión gracias a series como Brigada Central y poco más. Incluso las escenas sexuales, que hoy nos parecerían muy ingenuas, se leían como machistas en aquel momento.
Tres días de libertad recaudó el equivalente en pesetas a 82.000 euros actuales y llevó a las salas a 26.000 personas, cuando Yo, El Vaquilla, diez años antes, había reunido a más 374.769 espectadores y superado el medio millón de euros actual. Por no hablar de que Perros callejeros en 1977 metió en el cine a 1,8 millones de españoles y se hizo con el equivalente, inflación ajustada mediante, a un millón de euros. El tiempo del cine quinqui había pasado, estábamos en la resaca de Barcelona 92 y la Expo, la crisis del 93 era más bonita de ver que la de los 70 y el cine español de la época era más higiénico, más europeo, y sus nuevos thrillers presumían de un acabado estético más parecido al de los tropos del cine comercial que llegaba de EEUU.
Pero es que precisamente Tres días de libertad habla de la imposibilidad de la reinserción o adaptación a esos 90 de modernidad y prosperidad frente a los sucios 70 y 80 de las crisis y el reino de la heroína. De hecho, la película se empeña en recordar que todo aquello nunca se fue, que la droga seguía corriendo por las calles, los barrios marginales de Gerona o Barcelona lo eran aún más que 10 años antes, por lo que barrerlos debajo de la alfombra no los hacía desaparecer.
De la Loma es menos explícito en sus críticas sociales que Eloy de la Iglesia y prima siempre el producto de entretenimiento por encima de ellas, así Tres días de libertad nos mantiene siempre en la duda de qué hará ‘El Gato’, que en una larga condena por toda una colección de delitos de sangre goza de tres días de permiso. Pero la cuestión no es tanto si acabará aprovechando para fugarse a Francia o cumplirá con el halo trágico que impregna todo el guión y tan propio del cine quinqui. La cuestión es cómo lo hará y qué justificación encontrarán los otros personajes -tanto los que esperan que se condene como los que quieren verlo redimido- para explicar lo que ocurra.
Nos desvelaremos aquí el final de Tres días de libertad, solo diremos que es el más cínico y cargado de humor negro de una de las filmografías más cínicas y cargadas humor negro del cine en España, la de José Antonio de la Loma. Lo que sí que hay que mencionar es que el final del verdadero Juan José Moreno Cuenca no fue feliz: murió en 2003, a los 42, de una cirrosis producto de una vida de excesos. Más de 10 años antes, en 1991, se había marchado su compadre ‘El Torete’, de manera aún más trágica que mucho de sus personajes: tras enterarse que padecía el SIDA justo cuando había saldado sus cuentas con la justicia y estaba rehaciendo su vida con un trabajo como transportista.
Así que cuando ‘El Gato’, que nosotros sabemos que en realidad es ‘El Vaquilla’, mire a cámara y sonría, sabremos que es la sonrisa de un país que nunca se fue. Uno que ni quería ni podía ser bonito o tener una pobreza romántica y estilizada. Una España nacida para hacernos sufrir.
Puedes descubrir a ‘El Vaquilla’ en el cine y el resto del cine quinqui en la colección dedicada de FlixOlé.
