La ópera prima de Hugo Martín Cuervo intenta aprovechar al máximo el “escenario” del viaje compartido pero no encuentra su tono entre la risa y el miedo
Con quién viajas: Humor y terror sin equilibrio

Con quién viajas cuenta la historia de un trayecto en Blablacar entre Madrid y Murcia en la que los tres viajeros y el mismo conductor ocultan secretos sobre las relaciones entre sí. Aunque se supone que no se conocían previamente, el propio trayecto irá revelando los detalles. Sobre todo, las intenciones ocultas del anfitrión, que quizás no sea quien dice ser.
La ópera prima de Hugo Martín Cuervo, estrenada en el Festival de Málaga hace unos meses, le pone muchas ganas a exprimir al máximo su premisa. Sin embargo, al no acabar de decidirse entre si es una comedia o una de suspense, a veces el tono se le pierde. El reparto tiene claro que la estructura es teatral y se faja bastante bien en sus personajes, aunque algunos tienen más enjudia que otros. No es que vaya nada mal, pero es como si le faltase una vuelta más para sorprender.
Mejor en la parte de las risas que en la de los sustos, aunque intenten superponerse, Con quién viajas juega más a colocarnos en el punto de vista de dos personajes concretos para que así determinadas sorpresas lo sean realmente. Usa hábilmente, eso sí, las nuevas tecnologías para que reproducir la sensación del “aparte” teatral y el público pueda tener al menos información suficiente como para preocuparse por lo que ocurre.
Crítica de Con quién viajas sin spoilers

En cuanto al argumento, no se puede decir que sea exactamente predecible y siempre mantiene cierta intriga, aunque algunos giros se pueden deducir por lógica acumulativa: se trata de que pase todo lo que pueda hacer desagradable un viaje compartido, sin llegar, al menos hasta el final, a lo delictivo. Si le interesa verlo en tono de comedia incómoda, digamos, pues esta es su película.
Quizás, de hecho, lo que hace que se vean venir algunas soluciones es que, precisamente por cómo están siendo presentadas, es imposible que sean tan cafres. De hecho, los chistes suelen estar más cerca de The Office que de Operación Camarón, por decirlo así, aunque algún arrebato de recio astracán ibérico se suele escapar.
La película a veces parece más un ejercicio de estilo que una narración en sí, ya que un par de los personajes tampoco es que tengan precisamente un desarrollo extremo, y eso que solo son cuatro. Salva Reina y Ana Polvorosa, mitad porque se lo permite el guión mitad por sí mismos, están bastante mejor que Andrea Duro y Pol Monen, en este caso.
Ni chicha ni limoná

En fin, la parte paródica lo es tanto -y uno sabe que difícilmente se contrata a Salva Reina para este papel si es de verdad lo que parece-, que cuando tira hacia el terror no acaba de funcionar, sigue pareciendo parodia. Si era la intención, chapeu. Si tenía que convertirse en terror genuino, regular. Y eso, para que las dos sorpresas finales funcionen, es vital.
Luego están cuestiones como el choque generacional -aunque no está claro que sea posible que a alguien de la edad de Salva Reina le gusten tantísimo Los Brincos- o el viaje psicológico que supone un Madrid-Murcia en coche, pero en realidad a Con quién viajas todo eso le da un poco igual porque está jugando a un suspense un poco agarrado con pinzas.
Una comedia efectiva si no se le exige mucho pero que puede pasar sin pena ni gloria. Como obra de teatro funcionaría como un tiro y el guión se esfuerza. Hugo Martín Cuervo, en su primer largometraje, saca petróleo a los escasos recursos que se autoimpone. Con menos, otros se ahogan. Dependerá también de cuántos viajes en Blablacar lleve uno a las espaldas para poder identificarse con la claustrofobia.
La puedes ver online en
Imágenes: Fotogramas de Con quién viajas – Montaje de portada: Cine con Ñ.
