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‘Apagón’: Apocalipsismanía

Una cohesionada y notable antología postapocalíptica con ecos de ‘El Colapso’

'Apagón': Apocalipsismanía 1

Apagón cuenta cinco historias alrededor de un hecho catastrófico: una tormenta solar que azota todo el hemisferio norte y deja sin electricidad durante meses a gran parte de Europa, Norteamerica y África. En cada capítulo se ve cómo viven la experiencia diferentes personajes cuando las ciudades colapsan, los hospitales se quedan sin suministros y a muchos lugares no llegan agua corriente ni alimentos. Desde los vecinos de un PAU que se organizan para sobrevivir hasta un cabrero cuya soledad es perturbada por extraños.

La ficción postapocalíptica de Movistar Plus+ es una antología mucho más cohesionada que otras recientes -el remake de Historias para no dormir– gracias a compartir escenario y a que tiene a Isa Campo y Fran Araújo cofirmando tres de los cinco guiones e incluso ella dirigiendo uno. Los directores han tenido relativa libertad y más o menos han llevado las historias a su terreno, lo cual, unido al despliegue de producción, da lugar a cinco pequeñas “películas” -se ha notado en la proyección en sala en San Sebastián, por ejemplo- que bailan entre la ciencia-ficción y el thriller.

Las fuentes de Apagón son dos: el podcast El Gran Apagón, del que se independiza rápido más allá de un par de detalles y la premisa de salida, y El Colapso, la serie francesa de 2020, de la que, digamos, toma parte del espíritu, aunque la versión española es ligeramente más optimista. Tiene una prima hermana alemana, Blackout (2021), que resulta especialmente profética y siniestra en este inminente invierno de crisis energética y guerra en Ucrania. Y detalles que remiten, pásmense, a Mecanoscrito del Segundo Origen (1974), de Manuel de Pedro, clásico literario del género.

Los episodios de Apagón

'Apagón': Apocalipsismanía 2

El 1 y el 5 y el 2 y el 3 están más o menos unidos, compartiendo algún personaje y situaciones, mientras que el 4, el dirigido por Alberto Rodríguez, es completamente independiente más allá de compartir el escenario de esa España devastada por el apagón. Rodrigo Sorogoyen y el mismo Rodríguez son los que se llevan el asunto más a su terreno -como ya hizo el primero en su episodio de Historia para no dormir– y se acompañan de sus colaboradores habituales al guión, Isabel Peña y Rafael Cobos, e incluso de directores de fotografía aparte, Alejandro de Pablo y Pau Castejón respectivamente.

Se nota en que sus historias, además, frente a las que firman Araújo y Campo (el 2 con Alberto Marini), son algo más crudas y menos centradas en miedos de clase media aspiracional, por decirlo así. Con finales relativamente optimistas, según se vea, pero amargos y secos. Peña y Sorogoyen añaden su habitual crítica a las instituciones, en la que Luis Callejo interpreta magníficamente a una especie de Fernando Simón del apagón y no les duelen prendas en hacer referencias a la crisis de la COVID19 de manera explícita. Cobos y Rodríguez directamente reflejan las ansiedades del rural contra ciudad con un western en el que se luce Jesús Carroza.

'Apagón': Apocalipsismanía 3

Más interesantes, por novedosos y por arriesgados, son los capítulos de Raúl Arévalo e Isa Campo. El primero también se revuelca en el trauma reciente de la pandemia y refleja la vida en un hospital sin electricidad, casi sin medicinas y que va perdiendo médicos… que salva la ayuda de los vecinos de la Cañada Real, lo cuál de repente indica el giro que Araújo y Campo deciden darle a los guiones (y la retranca habitual en Marini). Arévalo se vuelve loco con el cámara en mano y se ceba en el estrés de los sanitarios, pero a cambio regala el final más luminoso. El de decir “la vida se abre camino”. Destaca Ainhoa Santamaría como directora del hospital.

Campo, en su episodio, enfrenta a un PAU convertido en comuna cuasi autosuficiente con un grupo de MENAs que han sido abandonados a su suerte… y los “buenos” acaban siendo los MENAs, lo cual siendo Movistar Plus+, es hasta inesperado. Hay referencias, visuales y temáticas, a ¿Quién puede matar a un niño? y al mentado Mecanoscrito del Segundo Origen. Su final es el más ambiguo, y en parte inverosímil, pero tiene la virtud de que te mezcla análisis de enfrentamiento generacional y habla directamente de feminismo, desigualdad y crisis climática (como el de Rodríguez).

Curiosamente el que acaba cojeando es el último, el quinto, que retoma situaciones planteadas en el primero y abre la puerta a la recuperación. Empieza con un planteamiento muy similar al del PAU, al dejar a una rentista de ciudad encerrada con los temporeros que estaban recogiendo la aceituna en su finca, y los convierte en un grupo que debe colaborar para sobrevivir. El problema es que en su tercio final, a pesar de todo el sentido práctico que le estaba echando a la cosa, deja una moraleja de libro de autoayuda y terapia para matrimonios urbanitas de mediana edad. Lo dirige Isaki Lacuesta, que se amolda al guión de su socia y anula un poco su estilo para una narración funcional. María Vázquez de 10, claro.

Apagón y las moralejas

'Apagón': Apocalipsismanía 4

Como se puede comprobar, los argumentos pivotan entre recoger las heridas psicológicas de la pandemia y proyectar las ansiedades sobre la crisis climática y el ya presente colapsismo. Algunos episodios buscan consoladores finales felices que remiten a obras tipo Un paraíso en el infierno (2009), de Rebeca Solnit, otros se recrean en el más moralizante pesimismo antropológico. En general está ese poso de “apocalipsis de clase media“, trazando un público objetivo muy concreto con un status también evidente y con unos miedos que tienen más que ver realmente con la posición económica que con otra cosa.

En fin, como era previsible, hablamos de una serie notable y que lleva más allá el planteamiento postapocalíptico de, por ejemplo, La valla. Esperemos que no adelante acontecimientos, como hizo aquella sin querer. Aunque tiene buenas intenciones explicando que “un colapso” no es lo mismo según desde que nivel de privilegio te encuentre, cuando se mete en cuestiones de desigualdad, sobre todo en el episodio de los temporeros, descarrila por el lado del paternalismo, aunque clava la parte generacional o feminista. Como todas las antologías, es irregular, pero interesante. El siguiente turno es el de Santuario, también adaptación de un podcast y anunciada por Atresmedia, que aspira a ser nuestra El cuento de la criada. Veremos. Si es que nos queda batería, claro.

Imágenes: Apagón – Emilio Pereda/Movistar Plus+ (Diseño de portada: Miguel Casaseca)
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