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A todo tren 2: Santiago Segura funciona sin Santiago Segura

La comedia que dirige Inés de León es, repitiendo paso a paso el esquema, mejor que su predecesora

A todo tren 2: Santiago Segura funciona sin Santiago Segura 1

A todo tren 2: Sí, les ha pasado otra vez es la segunda parte de A todo tren: Destino Asturias. La película plantea un punto de partida muy parecido a la anterior: el mismo grupo de niños se va a un nuevo campamento de verano, pero los adultos que los acompañan acaban fuera del tren por error e intentan por todos los medios llegar a su encuentro antes de que nadie se entere. Esta vez son dos mujeres las protagonistas (Paz Vega y Paz Padilla), que sustituyen a los “liantes” de la primera parte (Santiago Segura y Leo Harlem), ahora reducidos a un papel testimonial.

La estructura de la trama, como decimos, es casi idéntica a la original y cumple también con esa ligera declinación de la comedia familiar que ya probaba aquella: un pack de comedia física y enredo, con su toque screwball a la carrera. Una película que Santiago Segura y Marta González de la Vega dividen al guión entre pequeños y mayores, cada uno con su dosis de protagonismo. Los mínimos comunes denominadores de una fórmula que, por ahora, se sigue demostrando infalible en taquilla, ya sea en esta versión o en la más integrada de Padre no hay más que uno.

Pero, por suerte, no es todo lo mismo. La principal novedad de esta segunda parte es que Segura no la dirige: se encarga de ello Inés de León (¿Qué te juegas?, 2019), y ha salido bastante bien la apuesta: A todo tren 2 es mejor que A todo tren. Asumiendo la derrota de lo estéril que es el camino actual de la comedia comercial española, la película es más dinámica y tiene más gracia que su predecesora, comandada por dos forajidas a a lo Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991) y una historia infantil rodada con más ganas e intención que la anterior.

Niños, futuro

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Es relativamente sencillo meterse con esta secuela porque que hace lo mismo y de la misma manera que la anterior —algo que, por cierto, ya hacía aquella al ser un remake de una francesa—. Pero, una vez puestos, no tiene ningún tipo de vergüenza (sí, les ha pasado otra vez) en abrazar la repetición y reírse de ella. Esa estructura calcada permite además corregir un poco el toque rancio del guion de la anterior y sus secuencias no tienen los borrones de dirección de aquella, ahora mucho más pendiente de lo que hacen sus personajes y de lo que va pidiendo la historia más que de sorprender.

Aunque no todos los líos en los que se meten Paz Padilla y Paz Vega funcionan igual, es difícil no admitir que la parte en el interior del tren con los niños es netamente superior a la que veíamos en el camino a Asturias. La historia tiene un mínimo de enjundía que la anterior no tenía, con un par de giros y un macguffin con sentido. Además de un grupo de actores adultos mucho más modulados a lo que pide esa línea argumental, Inés de León demuestra mano también dirigiendo a los niños, que entienden mucho mejor cuándo y cómo entrar que en la primera.

La maquinaría de A todo tren 2

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La directora, como ya hacía en ¿Qué te juegas?, abraza con soltura el discurrir de tonterías sin preocuparse demasiado en justificarlo pero, por eso, dándole el ritmo que le pedían. Recoge el guante del guión y mejora sin duda la energía e identidad de todos los personajes. Esto también tiene su posible efecto rebote: si, por algún motivo, no se tolera a Paz Padilla, la experiencia de ver A todo tren 2 puede ser una tortura. Esto es un Padilla’s show en toda regla, con la actriz y presentadora sin ningún tipo de cortapisas y claramente a gusto con su personaje.

Esta segunda parte tampoco presenta ninguno de los tics de dirección de Segura ni necesita de un discurrir de cameos de “amiguetes” para justificarse a sí misma o entretener más al personal. Es una comedia blanquísima, que chapotea en ese sentido común tan conformista de nuestro cine para centros comerciales, pero al menos se entrega a muerte a ello, con energía y aprovechando cada segundo para conseguir su propósito. La maquinaria de Santiago Segura se puede mejorar, aunque está tan bien engrasada que pueda no notarse.
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Imágenes: A todo tren 2: Sí, les ha pasado otra vez – Warner España
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