1. Cine clásico
  2. Pedro Lazaga, el soldado republicano que hizo reír a la España de Franco

Pedro Lazaga, el soldado republicano que hizo reír a la España de Franco

La Abadía de Berzano y Vial Books publican ‘Zoom a Lazaga’, de Santiago Aguilar, el primer estudio monográfico sobre el director de ‘Sor Citroën o ‘Vente a Alemania, Pepe’, que sigue siendo un gran desconocido

Pedro Lazaga

Pedro Lazaga es uno de los directores con títulos más conocidos de la historia del cine español en el siglo XX. Tres suecas para tres Rodríguez (1975), Vente a Alemania, Pepe (1971), El turismo es un gran invento (1968) o Sor Citroën (1967) jalonan una extensa filmografía de más 90 películas en treinta años, que se dice pronto. Sin embargo, era un desconocido para los estudios cinematográficos. Ni un solo monográfico dedicado a su obra -como sí que tiene alguno el otro gran estajanovista de la época, Mariano Ozores-. Hasta ahora, en que La Abadia de Berzano y editorial Vial Books publican Zoom a Lazaga, de Santiago Aguilar.

Pedro Lazaga nació en Valls, provincia de Tarragona, en 1918, y murió en 1979 de un tumor fulminante. Siendo muy joven participa en la Guerra Civil en las filas republicanas. Tras pasar por un campo de concentración franquista, se alista en la División Azul para «limpiar expediente» y lucha en el frente soviético. De vuelta a España, entrará en contacto con el mundo del cine como redactor de la revista Cine experimental (1944-1946), dirigida por Carlos Serrano de Osma, con quién se iniciará como guionista y, más tarde, realizador. Es su gran paradoja: un director de comedias que empezó como vanguardista en el grupo conocido como ‘Los Telúricos’ y un hombre de izquierdas asociado a los peores tópicos del franquismo.

Zoom a Lazaga busca rellenar los huecos de biografía y filmografía, pero también hacer justicia a una larga trayectoria de éxitos de taquilla asociados a los nombres de José Luis Dibildos y Pedro Masó, que tanto en el papel de productores como en los de guionistas o directores demostraron un fino olfato comercial. Por una parte, el libro pone en valor las películas bélicas que dirigirá en los 50, algunas de ellas con gran carga de crítica social, como Cuerda de presos (1955), pero también La patrulla (1954) o La fiel infantería (1960). Por otro, se trataba de no caer en el eterno desprecio a la comedia popular de los 60 y 70.

Pedro Lazaga, el autor frustrado

Pedro Lazaga, el soldado republicano que hizo reír a la España de Franco 1
Cartel de ‘La fiel infantería’ (1960)

Lo cierto es que Pedro Lazaga empezó a dirigir a finales de los 40, de la mano del mencionado Serrano de Osma, como parte de ‘Los Telúricos’, un grupo de cineastas que pretendía introducir innovaciones formales y artísticas en el cine español de entonces. Lo mismo ejercía de ayudante de producción que de dirección o guionista. Es, curiosamente, su etapa más desconocida para el gran público pero más estudiada por la academia, aunque, apunta Santiago Aguilar a Cine con Ñ, «aparece siempre como un apéndice de Serrano de Osma o de Llobet García». En sus primeras cintas trabaja con temas sociales y, sobre todo, bélicos, y sufre las mismas dificultades que otros directores de la época: «Censura, falta de financiación, imposibilidad de llevar a cabo sus proyectos más personales, el fracaso económico…».

Aunque Aguilar cree que su gran losa fue «su propia facilidad para resolver problemas en el rodaje, que le abocó a aceptar proyectos que no siempre estaban a la altura y que le ganaron el descrédito de la crítica». El estudioso y cineasta defiende de Pedro Lazaga «el riesgo formal de determinadas propuestas, su tremenda inventiva en el uso del formato anamórfico, del que fue uno de los pioneros en España, su habilidad para dirigir actores y su capacidad de trabajo. Dirigir siete u ocho películas al año no es cosa baladí».

El corte de su carrera es Cuerda de presos (1955), uno de sus proyectos más personales y una cinta cargada de crítica social que se estrella en taquilla tras sobrevivir a diferentes problemas con la censura. Poco después rueda con Dibildos Los tramposos (1959), que tiene un éxito arrollador. Aunque aún llegarían otros títulos bélicos, como Posición avanzada (1966), a partir de ahí es víctima de su propia capacidad de contentar al público: empieza a rodar comedias como churros -muchas veces, con Paco Martínez Soria-: La ciudad no es para mí (1966), Los chicos del Preu (1967), No desearás la mujer de tu prójimo (1968), Abuelo Made in Spain (1969), El abominable hombre de la Costa del Sol (1970)… y un largo etcétera.

Todos los hombres de Lazaga

Pedro Lazaga, el soldado republicano que hizo reír a la España de Franco 2
‘Vente a Alemania, Pepe’ (1971)

Aguilar, guionista, cineasta y documentalista, ha escrito análisis sobre figuras como la actriz Conchita Montes o el director Vittorio de Sica, una biografía del humorista gráfico Tono o las adaptaciones al cine de las obras de Miguel Mihura y Jardiel Poncela, además de la influencia de La Codorniz en la comedia del franquismo. Para él «resulta inconcebible» que no existiese un estudio biográfico y filmográfico sobre Lazaga. Ya se planteó escribir este libro en 2018, centenario del realizador catalán, pero no fue posible. Cuando La Biblioteca de la Abadía le propuso hacer algo relacionado con la comedia española «inmediatamente estuvimos de acuerdo en que Lazaga era nuestro hombre».

Parte de las razones de ese olvido las encuentra el guionista en que Lazaga falleció en 1979. «Ese momento de ajuste de cuentas de la historiografía con el cine realizado durante la dictadura, no parecía el más adecuado para la reivindicación de un realizador cuyo principal sello había sido la comercialidad entendida entonces como un baldón y no como una endiablada habilidad para conectar con el público popular. Más tarde, había otros sobrevivientes de la época a los que homenajear y con unas filmografías más abarcables».

Pide separar a Lazaga de Ozores, «a los que se suele citar como si fueran un binomio intercambiable». Los hermanos Ozores y Pedro Lazaga eran amigos, «y es cierto que ciertas películas de costumbrismo coral o alguna de las protagonizadas por Paco Martínez Soria tienen elementos afines. Pero la filmografía de Lazaga había arrancado mucho antes y con ambiciones muy distintas». Añade, además, que «la prueba de que no ha envejecido es la constante reposición de sus películas en televisión. Cualquiera que pretenda hacerse una idea de lo que fuimos los españoles durante el desarrollismo y el tardofranquismo tiene en su filmografía el más descacharrante tratado de historia y sociología».

Imagen de portada: Pedro Lazaga en una foto de archivo – AISGE
Menú