José Manuel Serrano Cueto, que ya reivindicó a los secundarios del cine de género español en ‘Contra el tiempo’ (2012), rescata la figura maldita de Jorge Rigaud, la estrella internacional enterrada de forma anónima en una fosa común de Leganés
‘Osario Norte’, el documental “cinéfago” sobre la fugacidad del éxito

La historia de origen de Osario Norte es de pura arqueología cinéfila, pero cinéfila de la que queda bien en las fiestas y sirve para ganar al Trivial, sino cinéfila de frikismo marginal reconocido. José Manuel Serrano Cueto, guionista, escrito y director, era un chaval de Cádiz “cinéfago”, de los que devoraba las películas del videoclub, el cual a través de cartas con otra aficionada, mucho antes de las redes sociales o los móviles, recibió unas fotocopias de la extinta Cineguía. Aquel listín o anuario con todos los contactos de la profesión, también muy previo a internet, a través del cuál pudo localizar a uno de sus ídolos: el actor Aldo Sambrell.
“Yo acababa de descubrir que Aldro Sambrell, el actor de pelis del oeste, en realidad era Alfredo Sánchez Brell y que vivía en Madrid. Le escribí y nos acabamos conociendo, y cuando me mudé a Madrid el produjo y protagonizó mi primer corto”, explica Serrano Cueto. “Aldo siempre me hablaba de la injusticia de todos los actores que rodaron género durante años en España y luego fueron olvidados, de ahí mi documental Contra el tiempo, de 2012, que estuvo nominado al Goya. Y me habló de un amigo suyo, que había sido muy famoso, y murió casi como un mendigo, que estaba enterrado donde yo vivía, en Leganés”.
Ese amigo era Jorge Rigaud, también conocido como Georges Rigaud, actor argentino que entre los años 30 y los 70 fue una estrella primero en Francia —rodando a las órdenes de René Clair o Max Ophüls—, luego en Argentina —convertido en galán— y finalmente en España, donde se convirtió en una estrella con El día de los enamorados (1959), de Fernando Palacios. Serrano confirmó que estaba enterrado en el cementerio parroquial de Leganés y acudió, hace ya 10 años, a presentar sus respetos dejando unas flores.
Su sorpresa fue comprobar que ni siquiera había tumba: diez años después de su muerte, al no tener familiares, su cuerpo pasó a la fosa común, el Osario Norte que da título al filme. “Me dio un vuelco. Nadie lo sabía, a nadie le importaba. Se lo conté a Pedro Casablanc, un día hablando con él, se puso a leer sobre Rigaud y me acabo llamando diciendo: ‘esto lo tenemos que hacer, lo vamos a contar'”.
Diez minutos de arqueología cinéfila

Osario Norte se presenta este sábado en Málaga en la sección ‘5 Minutos de Cine’ con un adelanto, en realidad, de diez. Producida por JRivera Producciones, el documental se encuentra en fase de posproducción, con un montaje “casi definitivo”, según Serrano Cueto, y pendiente de efectos de sonido y música. Su objetivo es entrar en festivales a partir de otoño y luego un estreno en salas que, más que comercial, será a base de eventos, “porque es una película para un público muy concreto, como yo, que le guste el cine y sus historias de este tipo”.
En los 10 minutos vistos en la capital de la Costa del Sol se aprecia parte de una entrevista al mítico Eugenio Martín, “probablemente la última de su vida”, lamenta Serrano, que lo conocía hace años y es fan declarado. Martín dirigió a Rigaud en Pánico en el Transiberiano (1972) y en el breve fragmento compara su capacidad interpretativa a la de las dos estrellas de aquel desparrame: Christopher Lee y Peter Cushing. También se incluye una conversación, dentro de la película, entre Serrano Cueto y Pedro Casablanc, en sus labores de conductor de Osario Norte. Discuten si Rigaud fue un agente al servicio del franquismo, nada menos.
“Esto viene de un episodio de la biografía de Buñuel en la que un tipo le dice que es responsable de los atentados contra republicanos que está habiendo en Francia y que va a delatar a su jefe. Buñuel dice que ese jefe es, para su sorpresa, un conocido actor latinoamericano con el que él ha trabajado. Años después, en otro libro de Roman Gubern, recoge que le dicen que era Jorge Rigaud”, nos explica el director. “Lo que pasa que no encaja exactamente lo que cuenta con su trayectoria. Pero yo me quedé impactado, ¿y si este tipo que todo el mundo hablaba de él como encantador, elegante, buena persona… era un asesino? Al final Pedro me convenció de que o no importaba o lo hacía más interesante, y decidí incluirlo porque, ¿y si era verdad? Las personas no somos blanco o negro”.
Del éxito al olvido

Osario Norte es un documental “sobre la fugacidad del éxito. En el mundo del cine puedes estar bajo los focos, siendo una estrella, y luego la vida pega un giro y te olvidan”. También un homenaje a la misma generación de profesionales del cine que lo fue Contra el tiempo o Sesión salvaje (2019), de Paco Limón y Julio Cesar Sánchez, o el libro Spanish Horror (2009), de Víctor Matellano. “Ahora hay una corriente, en la que me incluyo, que resucita una época muy reivindicable: más allá de sus calidades fue gloriosa para nuestra industria porque se hacia mucho cine, había mucho trabajo y fue muy exportable, era el cine palomitero que se te queda cuando eres niño”, explica Serrano.
Su documental parte de esa imagen del actor que lo fue todo en tres países interpretando papeles y películas muy diferentes y acabó muriendo casi anónimo y con un funeral al que solo asistieron ocho personas. “Osario Norte ha sido muy bonito pero muy duro de rodar”, añade el productor Jorge Rivera. En el mismo, Serrano nos recuerda que aparecen otros nombres de la época como Lone Fleming o Paca Gabaldón. Una generación entera para la que, en el fondo, es Osario Norte: “Esos actores y actrices que han trabajado mucho y conocido a mucha gente y que es bonito que no nos olvidemos de ellos”.
Imágenes: Osario Norte – JRivera Producciones
