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Fallece el cineasta Eugenio Martín, el «juglar» que fue maestro del género

Muere a los 97 años el director de ‘El precio de un hombre’ y ‘Pánico en el Transiberiano’, referencia del wéstern o el fantaterror

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Muere el director español Eugenio Martín a los 97 años, según ha confirmado su mujer, la actriz y directora Lone Fleming, en una publicación de Facebook. Se despide un director español tremendamente particular en su trayectoria, donde se distinguió por su participación en la época dorada del fantaterror y del spaghetti western en España, con recordadas películas como El precio de un hombre (1966) o Pánico en el Transiberiano (1972), su filme más conocido.

Originario de Ceuta y crecido en Granada, Martín estudió Dirección en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas —luego Escuela Oficial de Cine—. Aunque empezó su carrera sin mucho éxito en 1960 con la comedia Despedida de soltero (1960), Martín se desmarcó de sus compañeros de generación, como Carlos Saura o Martín Patino, y optó por mirar hacia fuera con dinámicas de las de grandes producciones internacionales de las que había aprendido en distintos rodajes con Nathan Juran o Michael Anderson.

Así fue como consiguió encargos internacionales de vocación comercial, como la exitosa coproducción de acción Los corsarios del Caribe (1961), incluso rescribiendo sus versiones de otras historias, cercanas a lo que se consideraría claramente como cine de explotación o de serie Z, como Hipnosis (1963) o Duelo en el Amazonas (1964), en las que se aprovechaban también los mercados italianos o alemanes.

Eugenio Martín: del wéstern al fantaterror, pasando por Julio Iglesias

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Pánico en el Transiberiano (1972)

La fama de Martín de director capaz en la acción, rápido en la ejecución de los tiempos de producción y hábil en gestionar distintos equipos a bajo coste le llevó hasta el spaghetti wéstern con La muerte se llama Miriam (1965) y, sobre todo, con El precio de un hombre (1966), ruda coproducción España-Italia protagonizada por Richard Wyler que es admirada por el director —y experto en el subgénero— Quentin Tarantino. Su periplo con el Oeste continuó en Réquiem para el gringo (1968), El hombre de Río Malo (1971) o El desafío de Pancho Villa (1972).

El buen resultado comercial de las películas de Martín le granjeó un paso por el mainstream de la farándula española de la época, permitiéndole rodar con Rocío Durcal (Las Leandras, 1969), Julio Iglesias (La vida sigue igual, 1969) o Lola Flores (Una señora estupenda, 1970) o Marisol (La chica del Molino Rojo, 1973). Pero, mientras tanto, empezó también un paso por el fantaterror, versión española del boom del terror en toda Europa. De esa época son especialmente recordadas su Pánico en el Transiberiano (1972), en la que rodaría una intriga terrorífica en inglés protagonizada por Christopher Lee, y la indecente Una vela para el diablo (1973).

Una vez que el cine de género languidecía en los primeros 80—auge y caída que repasó, con Martín como protagonista, el documental Sesión salvaje (2019)—lo hizo también el cine de Martín, que acabaría su carrera con películas como Aquella casa en las afueras (1980), Sobrenatural (1981) o la miniserie Juanita La Larga (1982). En 1996 dejaría de rodar. «Me he sentido igual de cómodo haciendo un thriller que una comedia, una película de misterio que una de aventuras. Me considero una especie de juglar porque me dedico a narrar las historias que otros han inventado”, declararía Martín de 2019.

Imagen de portada: Eugenio Martín, en el documental sobre el cine de género español de los 70 Sesión salvaje (Paco Limón, Julio César Sánchez, 2019)
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