Un documental cuenta con humor la peculiar historia del largo enfrentamiento y «firma de la paz» entre el municipio de Huéscar y el Estado danés
‘La guerra más larga’: cuando un pueblo granadino se enfrentó a Dinamarca

La guerra más larga cuenta la historia de un conflicto de más de 172 años, quizás el más largo registrado en la historia de Europa. Enfrentó a Huéscar, un municipio de 7.000 habitantes en la provincia de Granada, y el Reino de Dinamarca. Desde 1809 hasta 1981. Una guerra que llegó a discutirse en reuniones de la negociación de la entrada de España en la OTAN y que movilizó a la colonia danesa en Andalucía. Una guerra en la que no hubo un solo muerto, eso sí. De hecho, una guerra de la que ninguno de los dos participantes fue consciente durante siglo y medio.
La guerra más larga, en fin, es el documental escrito por Jaime Noguera y dirigido por Jorge Rivera que recoge con mucho sentido del humor el caso real de la «firma de paz» entre el pueblo andaluz y el Estado danés en 1981, una suerte de campaña turística, de normalización de España en plena Transición y broma muy elaborada que convirtió a Huéscar en noticia internacional por aquella época.
Rivera explica a Cine con Ñ al teléfono que él llega a la historia de Huéscar cuando vivía, precisamente, en Dinamarca, país del que fue residente durante 15 años. «Jaime (Noguera) vino a presentar un libro a un festival que organizaba yo y me preguntó si había algún museo de la guerra hispano-danesa. Al ver mi cara de no entender nada se rio y me contó la historia, y dijimos que si yo volvía a España teníamos que hacer un documental sobre ella, cosa que hice hace tres años. Y aquí estamos».
Los cineastas tenían claro que no querían hacer «un documental chorra», sino «un documental histórico serio pero durante el que la gente se pudiese reír y del que salieses con buen rollo y esperanza, que no vienen mal en estos tiempos». Por ejemplo, para lograr que expertos e historiadores daneses les tomasen en serio fue fundamental conseguir una entrevista con Per Stig Møller, exministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca y figura política muy respetada en su país, aunque menos conocida en España.
Una parte fundamental de la historia era el ‘casus belli‘ entre Huéscar y Dinamarca. Durante las Guerra Napoleónicas, con el secuestro de los reyes de España y el 2 de mayo por en medio, nuestro país pasó de ser aliado de la Francia imperial a estar en guerra contra ella. Eso dejó en el limbo a más de 33.000 soldados españoles enviados a luchar como parte de las tropas de Napoleón, destinados en Dinamarca, que también pasó de aliada a enemiga de España y que los retuvo durante meses. Muchos municipios, no solo Huéscar sino también ciudades como Madrid o Zaragoza, declararon la «guerra» simbólicamente al país nórdico como rechazo al maltrato a las tropas nacionales.
Una guerra en las negociaciones de la OTAN

El director de La guerra más larga nos explica que solo esa historia, la de la Expedición del Marqués de la Romana que se quedó atrapada en Dinamarca, «daría para otra película entera». Curiosamente, es una historia mucho más conocida en Dinamarca que en España, aunque está llena de tópicos. Se acusaba a los soldados españoles de indisciplinados y violentos, e incluso de quemar un castillo para calentarse, el de la ciudad de Kolding. Parte del documental se dedica a desmontar, con datos de historiadores daneses, esa ‘pequeña leyenda negra’ sobre las tropas españolas.
Aunque la mayor parte del metraje, por supuesto, está para explicar el «proceso de paz» en 1981, a raíz de que el archivero municipal de Huéscar, Vicente González Barberán, historiador local, encontrase la declaración de guerra entre los legajos del Ayuntamiento. Con la excusa de que podía afectar a las negociaciones de ingreso de España en la OTAN o la Unión Europea, el pueblo se movilizó -con evidente cachondeo- para pedir al Reino de Dinamarca el fin de las hostilidades.
Lo que acaba contando La guerra más larga es como el asunto saltó a las noticias nacionales y, vía corresponsales daneses en España, a la televisión pública del país nórdico. De hecho, tal fue el nivel de cachondeo que la película recoge como un diplomático español lo mencionó en las negociaciones de entrada en la OTAN que se estaban produciendo de verdad. Aquello derivó en que el gobierno danés otorgase a su embajador en Madrid, Mogens Wandel-Petersen, plenos poderes para negociar una paz «en condiciones honrosas» y a un acto solemne de firma del tratado el 11 de noviembre de 1981.
Para el documental han dado su testimonio la familia del alcalde que firmó la paz, José Pablo Serrano, hoy fallecido, la alcaldesa actual e incluso los dos guardias civiles que detuvieron al único «prisionero de guerra» de esta contienda, un paisano con ganas de cachondeo. La firma de la paz entre el embajador de Dinamarca y el primer edil se llamó ‘Fiesta de la Amistad’ y se llenó de daneses residentes en la Costa del Sol que llegaron disfrazados de vikingos. Fueron recibidos por un cartel en su idioma que rezaba «Si usted es danés, recuerde que entra en terreno enemigo. Si decide pasar, aténgase a las consecuencias». Por eso y por vino de la tierra, claro.
El director nos explica que además de las entrevistas personales -pudieron contar con el testimonio de una familia danesa residente en Málaga que acudió a la fiesta, con las hijas entonces niñas pequeñas convertidas ahora en mujeres de 50 años- han podido contar con un enorme archivo cedido generosamente por los implicados. Solo lamenta haber tenido que dejar fuera testimonios como un clip de televisión en el que aparece un vecino de Huéscar enseñando un fajo gordo de billetes de las antiguas pesetas y le dice al reportero: «Esto es para que en toda Europa vean que en España no somos pobres».
La guerra más larga para acabar con los tópicos

De hecho, la fase de nueva captación de inversores en la película va a permitir, además de empezar el ciclo de festivales a partir de este verano, mejorar el acabado técnico e incluir algún fragmento que hasta ahora no había sido posible. «Rodamos 16 horas pero tenía que quedarse en una hora», explica. Aunque el propósito divulgativo del documental «lo hace muy televisivo», están estudiando un estreno comercial tras los pases institucionales, y ya tienen un acuerdo con la distribuidora 39 escalones.
Retomando la anécdota del paisano con el fajo de billetes, Rivera comenta que al final La guerra más larga es también un testimonio de la autoimagen española: «el concepto ha cambiado, se ha suavizado, pero en parte seguimos teniendo ese complejo, como de que somos menos que el resto de Europa. La película también explica cómo ser países aliados en la Unión Europea o los intercambios y hermanamientos como el que existen entre Huéscar y Kolding han ayudado a derribar tópicos. Para los daneses hace 40 años España era sangría, sol y paella y ahora es algo más».
El cineasta, con la experiencia de sus tres lustros viviendo en Dinamarca, explica que a estos nórdicos se los conoce como «los latinos del Norte, tienen fama de ser los graciosos y despreocupados entre los países de la zona. En teoría somos como el agua y el aceite: ellos muy ordenados, nosotros más dados a la improvisación; ellos más serios, nosotros más bromistas… pero cuando nos juntamos, funciona».
Este 27 de abril La guerra más larga se pasa en la Librería Sin Tarima de Madrid, después de un estreno el pasado otoño en el Cine Embajadores. Rivera cree precisamente que es una película que gana mucho en pases con público y coloquio posterior, «donde surgen todas las anécdotas que se han quedado fuera y se puede debatir sobre los temas históricos y esa imagen de nosotros mismos que nos devuelve esta historia». Por una vez, una imagen positiva y sin dramas. Que ya era hora.
Imágenes: Fotogramas de La guerra más larga – JRivera Producciones
