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Ramón Barea y un bolero: el corto candidato al Goya que nos quiere conectar

El cortometraje ‘La entrega’, dirigido por Pedro Díaz, plantea una nostálgica historia de soledad de un hombre mayor confinado

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Un ordenador por instalar y un wifi por piratear. Es lo que acaba provocando una improbable relación entre un aislado señor mayor y un rider en La entrega, cortometraje dirigido por Pedro Díaz y uno de los 15 que opta al Goya al Mejor Cortometraje de Ficción. Una película de espacios cerrados y ventanas por abrir que protagoniza un Ramón Barea (últimamente en Cinco lobitos o Edén) entregado a dar forma a un hombre de 80 años, atrapado en su casa y en otro tiempo más feliz.

Tan impenetrable como vulnerable, el personaje de Barea nació de una imagen real que se quedó estampada en la memoria de su coguionista, Fran Carballal, y que han convertido en el cierre de la película. Desde esa fotografía mental, Carballal y Díaz construyeron, en palabras del guionista que la sacó, “un viaje pequeñito pero épico, amargo y divertido a la vez”. Es por lo que transmite su objeto de estudio que el filme acaba hablando de problemas que viven hoy las personas mayores en España como la brecha digital y, sobre todo, una soledad que deteriora en silencio su salud mental.

La construcción de un protagonista “encerrado en el miedo”

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Ramon Barea y el director y coguionista Pedro Díaz, en el rodaje de ‘La entrega’.

En conversación con Cine con Ñ, Pedro Díaz explica en detalle cómo ese particular gérmen iconográfico de la historia ha marcado lo que es hoy La entrega: “Hicimos un camino hacia atrás, de cómo y por qué había llegado esa persona hasta esa imagen. Fue un proceso de encontrar primero al personaje que la temática, cuando suele ser al revés”. Es la historia personal y el estado psicológico de su protagonista sobre lo que se construye el filme: “Teníamos claro que tenía haber una barrera, un trauma y una serie de viviencias que lo rodeaban”, dice Díez, que explica que fueron dándole forma “a través de vivencias personales, incluso a través de manías de gente mayor que nos rodea”.

El director también cita como imprescindible la incorporación e intervención de Ramón Barea para dar forma a este hombre llamado Armando: “Tuve muchas conversaciones con él. Le tocaba de alguna manera algunos puntos clave del personaje, y así lo fuimos moldeando, dándole cuerpo”, explica el director. Barea, Díez y Carballal establecieron una comunicación a tres bandas meses antes del rodaje. “Hablábamos un poco de dónde podía venir cada uno, de cuáles podían ser sus sus entornos familiares, sus debilidades y fortalezas”, resume Díaz.

Ese trabajo se incorpora a la humana interpretación de Barea en La entrega, que entiende a su personaje como “un hombre que vive encerrado en el miedo, que vive a ese lado de la barrera”. Junto a él, otro personaje también capital, el joven rider (Ferran Vilajosana) que le trae los pedidos y su único contacto con la realidad. Un personaje que, según Barea, “también vive su propia soledad autoimpuesta”. Son “dos almas gemelas en un lugar diferente de la vida, de la edad, de la sociedad”, un paralelismo que nos refrenda el cineasta: “Uno tiene falta de contacto con el exterior y el otro con el interior. Llega a las puertas de las casas, entrega algo y muchas veces la gente ni lo mira a la cara”.

La entrega y la música contra la soledad

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Las distintas formas de aislamiento -que remiten también a lo sufrido durante la pandemia- llevaron, sin querer, a sus terribles consecuencias: “Nos dimos cuenta que nuestra historia en realidad trataba sobre la salud mental. Y el problema principal es que no sabes que lo que te pasa es un problema de salud mental hasta que de repente un día dices “espera un momento, yo lo que tengo es esto y necesito ayuda”. Eso es lo que le sucede a nuestro protagonista, y es a partir de la soledad y unos recuerdos que se empiezan a borrar”, aclara Díaz.

Pero la memoria puede ser terca, sobre todo la emocional. Una vieja canción, ya casi olvidada, sigue rondando por la cabeza de Armando, que se anima de vez en cuando a tararearla. Se trata de un bolero, una composición original de Alberto Torres para la película, que nos remite a aquellos añorados temas de juventud que vinieron pegando fuerte desde Latinoamérica. La música es aún ese fino hilo capaz de quebrar la soledad con mil caras y conectarnos con quiénes somos hoy, pero también con quiénes fuimos un día.

Con ese nostálgico ritmo latino, La entrega ha conseguido selecciones en más de 30 festivales (entre ellos, los internacionales Tous Courts Aix-en-Provence y el canadiense Edmonton Film Festival) y hasta 15 premios (destacando los Premio del Público en el Festival de Cans y OUFF en Curto). Ahora llega la oportunidad de ser uno de los 15 cortometrajes que pueden estar entre los nominados a los Goya: “Es un reconocimiento muy importante y, sobre todo, un foco de luz sobre sobre nuestras historias, para que de repente la gente pueda ir a ellas y las pueda conocer”, concluye Pedro Díaz.

Imágenes: rodaje y stills de La entrega – Fotos Niete. La entrega es un cortometraje co-producido por Bosalay Films, Plano a Plano, Kabiria Films, Salon Indien Films y 39 Escalones.
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