Jorge Castillejo, Diego Sabanés y María Bardem recopilan en ‘Juan Antonio Bardem, de puño y letra’ algunos de los documentos más desconocidos del director
Los escritos perdidos del Bardem más humano

Un Juan Antonio Bardem que duda de si se ha quedado anticuado, que se lamenta por el caos del rodaje de La isla misteriosa (1973), que se siente solo en Bulgaria durante la producción de La advertencia (1982)… El Bardem menos triunfalista, más político y más humano es lo que refleja Juan Antonio Bardem, de puño y letra, una recopilación de escritos desconocidos o perdidos del cineasta seleccionados por el escritor Jorge Castillejo, el guionista Diego Sabanés y la script e hija del director María Bardem, en una investigación impulsada por la Academia de Cine y editada por Ocho y Medio.
Castillejo explica a Cine con Ñ que parte del interés del volumen son los fragmentos de los diarios de trabajo del director madrileño, traducidos y seleccionados por su hija y que desvelan detalles de algunas de sus películas menos conocidas. “Juan Antonio Bardem escribía esos diarios en inglés porque no le gustaba tener cajones ni armarios con llave en casa pero tampoco quería que cualquiera los pudiese leer. El problema lo tuvo cuando sus hijos aprendieron inglés en el colegio, claro”, bromea.
Para el investigador este diario abre la puerta a una década poco conocida del trabajo del director, cuando a mitad de los sesenta y hasta bien entrados los setenta del siglo pasado su éxito decae y se dedica a películas comerciales o “alimenticias”, como La isla misteriosa o los títulos que rodó junto a Sara Montiel (Varietés, 1970) o Marisol (La corrupción de Chris Miller, 1972, y El poder del deseo, 1975). “En las entrevistas siempre se le preguntaba por los grandes títulos, como Muerte de un ciclista o Calle Mayor, y de esta etapa se conoce poco. Eso le da valor a este testimonio”.
Juan Antonio Bardem cuando nadie miraba

Además en esos recuerdos aparece un Juan Antonio Bardem que duda de sí mismo, al contrario de la figura pública de las entrevistas o la imagen de sí mismo, más formal, que quiso dar en sus memorias, Y todavía sigue. Memorias de un hombre de cine, publicadas en 2002. “En los diarios reflexiona como es posible que se haya quedado atrás y ya no sea el director que triunfó en Cannes y Venecia en los 50. Hay una parte muy emocionante, durante el rodaje de 7 días de enero, en la que cuenta que comiendo solo se deja llevar por los recuerdos y se echa llorar”, comenta Castillejo. “Para mí le da más valor a su figura como director, porque lo muestra no como un hombre monolítico, sino una persona que duda”.
Entre los textos que forman parte del volumen se encuentran el discurso de Juan Antonio Bardem en las Conversaciones de Salamanca o un primer borrador del argumento de Calle Mayor que se publicó en Italia en los 50 y que nunca se había editado en castellano. También algunas cartas, como su correspondencia con Berlanga o las que escribe a sus hijos desde Bulgaria en el rodaje de La advertencia. Los únicos textos no escritos por el propio director son varios informes de la censura sobre sus películas, que se complementan con el texto sobre cine y censura que escribió durante su detención en la cárcel de Carabanchel.
“Vemos un Bardem distinto al que estamos acostumbrados y al mismo tiempo muy coherente”, considera Castillejo. “Sus ideas sobre el cine mantienen a lo largo de más de 50 años de escritos, desde que empieza su carrera hasta que ya estaba prácticamente retirado, y eso les da mucha actualidad”. El libro, por ejemplo, recoge las críticas que escribió en sus primeros años, reflexionando sobre títulos como Juegos prohibidos o Ultimátum a la Tierra, además del neorrealismo como género, y las que retoma ya en sus últimos años, donde analiza la deriva del cine español en la segunda mitad del siglo XX.
Reflexiones sobre cine y política que siguen vigentes

Diego Sabanés añade que el libro arroja la imagen de un Juan Antonio Bardem “que era un personaje absolutamente inquieto y con reflexiones muy actuales sobre la industria del cine español, la invasión del cine norteamericano o la política y la Transición”. En este sentido, en las partes del rodaje de 7 días de enero, se puede ver cómo le cuesta encontrar productor por miedo a la carga política de la película e incluso sus compañeros del Partico Comunista le ponen problemas, en un testimonio de los años de la Transición desde la militancia.
También se puede seguir el proceso de películas que nunca vieron la luz, como su ansiada adaptación de El rey y la reina, de Ramón J. Sénder. Un proceso “angustioso” según Jorge Castillejo, en el que Juan Antonio Bardem tropieza una y otra vez con problemas: productores que se retiran, nombres como los de Anthony Quinn o Catherine Deneuve que podrían haber salvado el título y se caen… “Cada proyecto era un tratamiento de guión de mínimo 30 páginas”, añade Sabanés, “lo cual habla de un cineasta muy meticuloso y detallista”.
Juan Antonio Bardem, de puño y letra cuenta, además, con un prólogo de Fernando Méndez-Leite, actual presidente de la Academia de Cine, que lo escribió mucho antes de pensar siquiera en presentarse al puesto y trató a Bardem de forma cercana. Un hombre, como resumen los investigadores, que “fue capaz de enfrentarse a mil dificultades para defender una idea del cine como testimonio social del momento y cuyas reflexiones siguen siendo vigentes para los cineastas de hoy”.
Foto de portada: Juan Antonio Bardem en su oficina de Gran Vía, sobre el Cine Capitol.
