La serie de HBO Max es una comedia loca sin muchas pretensiones que parodia el mundo del fútbol como uno lleno de millonarios descerebrados necesitados de niñera
Pollos sin cabeza: Hugo Silva, a lo loco en la comedia futbolera para HBO Max

Pollos sin cabeza es la historia de Beto, exfutbolista ahora convertido en representante que ha fiado el éxito de su agencia a una joven estrella con aspiraciones, Willy Sanabria. Su vida no va mal, o eso cree él, cuando de repente su futbolista le abandona, el dinero de la agencia vuela e incluso su novia, Sonia, pasa de él. Tampoco ayuda que el propio Beto cometa una cagada monumental cuando se deja de grabar abominando del mundo del fútbol y sus intríngulis. Pero con mucha jeta, buenas intenciones y la ayuda de un par de amigos, intenta salir adelante.
El fútbol es poco habitual en la ficción española, y más en la comedia, quizás porque sigue provocando reacciones más virulentas que la religión. La gracia de esta serie es que la ha creado Jorge Valdano Sáenz, hijo del conocido exfutbolista y exentrenador del Real Madrid, aunque el guionista se ha cuidado mucho de separar dicho parentesco de las situaciones que se reflejan en la ficción. Es posible (aunque el míster tiene un cameo y medio solo en el primer episodio, como dando su bendición con mucha guasa), aunque se puede leer algún caso real por debajo del cachondeo.
Pollos sin cabeza se presentó en el Festival de Málaga en la sección Pantalla TV como contribución HBO Max a la misma. Es un producto de Pokeepsie, lo cual sería coherente con la firma de Carolina Bang y Álex de la Iglesia en la medida es que en género puro y sin complejos, aunque esté un poquito por debajo en cuanto al acabado técnico, vamos a decir, al que nos tenían acostumbrados tanto la plataforma de la Warner como la productora de 30 monedas. En cualquier caso son episodios de media hora y pasan volando, que es lo importante.
Monos con pistola

La serie se anunció como ‘Monos con pistola’ y luego pasó al más castizo Pollos sin cabeza por aquella de las ventas internacionales. Es posible que la parodia obvia de alguna estrella y las referencias al Real Madrid —verbales, que para sacar el escudo hay que pagar aparte— ayuden a vender la movida, pero la serie tiene un sabor genuinamente ibérico. A pesar de las referencias a Jerry Maguire (1996), de Cameron Crowe, y Jersey Girl (2004), de Kevin Smith, Beto podría ser perfectamente un personaje de Bruguera o de una comedia de enredo de los 90, solo que con más cancha para hacer chistes sexuales.
Carolina Bang y Jorge Valdano Sáenz han explicado que Hugo Silva fue su primera opción y lo cierto es que sin él no hay Pollos sin cabeza. El plantel de secundario ni tan mal, con Gorka Otxoa haciendo su eterno papel de amigo sensato, Dafne Fernández como la novia comprensiva pero hasta el mismísimo, ehm, moño del fútbol o Kira Miró como la ex vengativa, pero son demasiado extremos, simplemente el elenco cumple y ya. Pero Silva le presta su imagen a Beto y dota al personaje del tono justo de chuleta, miseria, bondad y tontería como para hacerlo al mismo tiempo entrañable —quiere lo mejor para sus futbolistas y lo dice en serio— pero es un descerebrado que la lía parda a poco se le salga algo lo esperado.
Pollos sin cabeza, aunque tenga cierto arco y un villano para toda la trama, en el fondo consiste en que en cada episodio una de sus estrellas la lía de alguna manera y Beto lo tiene que arreglar, casi siempre con hiperbólicas y ridículas consecuencias. Valdano Sáenz jura y perjura que no se han basado en nada concreto, pero si uno sigue la actualidad futbolera se puede encontrar con una parodia no admitida y un poco trucada de Cristiano Ronaldo en la estrella brasileña Nardinho, además mezclada con el caso de Cléo Hickman, un fichaje fallido del Barcelona de los 80 que… bueno, eso es spoiler.
Pingüinos con dinamita

Pollos sin cabeza, la verdad, no tiene ningún interés en ser sutil. Hay gags de pasadas de frenada con la viagra, representantes malvados que filtran vídeos sexuales de sus estrellas para quitárselas de encima y una parodia de los programa de cotilleos y el periodismo deportivo que deja todo lo anterior como fina ironía británica. La serie quiere que te rías en plan «jojojo, que bestias» y si es posible que sea una o dos veces por escena, mientras aprovecha para dejar en ridículo ese mundo de niños grandes que se convierten en millonario y a los que clubs y agentes tienen que preservar de matarse cinco veces al día.
Como ya estamos en el descuento, finalizaré con que Pollos sin cabeza es apta para no futboleros. Más que nada, su nota de corte está en el tipo de humor, no en la temática. Si las coñas con jugadores de fútbol que llevan mal ciertos aspectos de su sexualidad te molestan, pues mira, no es tu serie. Si entiendes que la serie presenta toda esa problemática que nos podemos imaginar cualquiera, entendiendo perfectamente a los personajes, pero desde un humor con pocos complejos o ganas de enredar, pues es adelante, que te lo vas a pasar bien.
Imágenes: Pollos sin cabeza – Manolo Pavón / HBO Max
