Ángeles Reiné (‘Salir del ropero’) dirige una comedia familiar tierna pero excesivamente típica y sin personalidad, donde todo está bien, pero no da para más
Héroes de barrio: Cinco raspado

En Héroes de barrio conocemos a Luis, padre divorciado y artista de vocación que sobrevive regentando un bar heredado en un barrio humilde de Sevilla, el cual conserva mal que bien, con los habituales y algún amigo sableándole las cañitas. Para callar a un cliente especialmente pesado con el fútbol y conservar la admiración de su hija Paula, aspirante a jugadora profesional, Luis miente asegurando que Joaquín, estrella del Betis, es su amigo. Pero cuando le pidan que lo convenza de apadrinar al equipo femenino del barrio para que consiga patrocinadores, las cosas se le complicarán de mala manera.
Sin querer que suene despreciativo hacia ninguno de los responsables de esta película o los profesionales que en ella trabajan, Héroes de barrio no pasa de ser un telefilme de fin de semana ejecutado con mejores medios. Nada en la película es malo de por sí, si tenemos en cuenta sus modestos objetivos de comedia familiar simpática y con famosete invitado, pero tampoco es que lo haga especialmente bien. Parece como que hayan escrito, dirigido y actuado lo mínimo para raspar el cinco y p’alante. Algo que, por cierto, es el estilo de vida de alguno de sus personajes.
Obviamente tiene momentos graciosos y tiernos, pero es que para emocionar con las relaciones familiares entre un abuelo gruñón, un padre deprimido y una hija y nieta que le pone mucha voluntad desde su niñez a quererlos a ambos, pues tampoco hace falta mucho esfuerzo. Aparte, como quiera que el 99% del equipo de Héroes de barrio es andaluz los chistes no se ceban en muchos tópicos -aunque de los prejuicios que tenga el espectador full mesetarian la película no es responsable- y luego el fútbol está más o menos bien integrado en la trama. Pero vaya, que esto es lo que es.
Crítica de Héroes de barrio con spoilers

Con spoilers pero porque la película se los hace a sí misma. ¿O no adivinan ustedes al leer la sinopsis que si el deportista ha accedido a dar su nombre es que en algún momento hará un cameo? Obviamente Joaquín acaba apareciendo en el momento presuntamente cumbre de la narración, identificando al protagonista como su amigo aunque se acaben de conocer para dejarlo bien delante de la niña y así facilitando la deseada redención del «héroe de barrio» y su reconciliación con su hija, con su padre, con su exmujer y hasta con el mismísimo Cristo del Gran Poder si hiciese falta.
Así que se lo pueden ustedes imaginar: el protagonista es un poco infantil y tiene una depresión de tres pares de narices, se reconcilia con la ex porque el nuevo novio es un gilipollas integral -tropo execrable donde los haya-, los vecinos del barrio son insoportables pero queribles, tiene un mejor amigo -Álex O’Dogherty con un pelucón infame- músico y porreta que es aún más Peter Pan que él, el padre boxeador -Antonio Dechent interpretando su papel de siempre- que en el fondo es un cacho de pan, y los enredos para llegar al futbolista parecen sacados de los descartes de guión de un capítulo malo de Los hombres de Paco.
Antonio Pagudo, presente en casi cada escena de la película, hace muy bien su papel, modulación del entrañable calzonazos de La que se avecina que era tomado un poco más en serio en Benidorm. Y el papel de la niña está escrito para que suene más o menos como una niña de verdad, no como una gracieta para que se rían los adultos, de modo que es probable que esta película se pueda ver con niños sentados al lado y disfrutarse perfectamente.
Sevilla o Wichita

Ángeles Reiné pare aquí una comedia familiar con mucha menos personalidad que su Salir del ropero, no sabemos si por cuestiones fuera de su control o porque al ser el argumento mucho más tópico de donde no hay no se puede sacar. Si acaso podríamos decir que Héroes de barrio es un ejemplo de cómo hacer películas «como las de los americanos» pero mal. Porque esto mismo nos lo imaginamos perfectamente en Wichita o Milwaukee con un bateador o el base de los Lakers sustituyendo a Joaquín y en vez del bar un taller de reparaciones, que es algo así como más gringo. Vamos, que el bético sería intercambiable por Xabi Alonso si la película fuese en un barrio de Donosti, e incluso nos ahorraríamos los chistes malos de los créditos.
En fin, que no es que no se pueda ir al cine a ver Héroes de barrio y no disfrutarla, pero no digan que yo no les avisé. Es lo que es, con un equipo muy bueno en lo que hace pero que aquí no parece dispuesto a ejecutar nada que se salga mínimamente de lo típico. Simpática, tierna por momentos, algún chiste aguanta peor y los giros de guión se ven venir desde lejos. Pero podría ser peor, podría haber escrito y dirigido todo esto alguien de la Meseta y el resultado habría sido mucho más ofensivo. Así que bueno, al menos está simpática y respeta su entorno.
Imágenes: Héroes de barrio – Alejandro Talaverón/A Contracorriente Films
