Nadia de Santiago crea un experimento formal para Netflix en el que logra un retrato veraz de un proceso de duelo
El tiempo que te doy: Duelo con cronómetro

El tiempo que te doy cuenta la ruptura entre Lina y Nico, o más bien como ella intenta recuperarse pensando lo menos posible en Nico. Para poder avanzar en su nueva vida -cambia de trabajo y de casa-, cada día recordará un minuto menos su relación de casi nueve años. Gracias a este método, por cada minuto de pasado que se quita, vive un minuto más de presente, de manera que rememora su relación completa mientras va reconstruyendo su vida.
La creación de Nadia de Santiago es un experimento sorprendente para lo que nos tiene acostumbrados Netflix, que aunque temáticamente sigue cerca de cierto tipo de producciones, tanto en la forma como en el fondo se aleja de la típica serie fabricada con plantilla. Su estructura se hace fácil de comprender, la duración de los capítulos ayuda al maratón y los dos protagonistas resultan lo suficientemente cercanos como para que la narración fluya.
El interés está más en la manera en que se nos presenta la relación entre Lina (Nadia de Santiago) y Nico (Álvaro Cervantes) que en lo que les pasa en sí, en general bastante previsible precisamente porque intenta pasar por todos los ítems posibles que se cumplen en una relación larga. De hecho, las razones para la pelea final las sabemos antes de llegar a ellas en el recuerdo, y la cuestión se encuentra más bien en cómo los recuerdos de la protagonista se van “hablando” con su situación en el presente de la narración.
Crítica de El tiempo que te doy sin spoilers

Sin spoilers más que nada porque la misma premisa de la serie te explica su final: la protagonista acaba superando su ruptura y lo que estamos viendo es su proceso de duelo. Algo que se explica casi a la mitad de la serie, cuando ante la pérdida de un familiar por parte de su pareja ella le explica como superó una muerte parecida, calculando el tiempo que dedicaba al día a recordar a la persona fallecida. Cada día un poquito menos, hasta que dejó de acordarse de ella.
El mismo método es el que sigue para dejar atrás su relación y que marca la estructura de los episodios: en el primero tenemos 10 minutos de recuerdo y uno de presente, en el segundo 9 de recuerdo y dos de presente… y así sucesivamente hasta que la proporción se invierte y en el último apenas queda un breve recuerdo para el personaje de Álvaro Cervantes y todo es vivir en el ahora narrativo, la superación del duelo completada.
Por el camino sale una pequeña radiografía sociológica de la generación a la que El tiempo que te doy quiere reflejar, con trabajos precarios en el turismo para completar los estudios, luego miedo a buscar un puesto “de lo suyo” y finalmente un ritmo infernal y absorbente cuando se consigue… más familia extendida, ligues en el trabajo y viajes exóticos para encontrarse a uno mismo y superar los malos rollos, incluso con polvo con un apuesto extranjero mediante si es necesario.
El tiempo que te doy es en parte una especie de presentación de credenciales de Nadia de Santiago, que exhibe sus capacidades como escritora y actriz en 11 episodios que le dan para florituras en los dos aspectos. Es un buen book, por decirlo así, en el que demuestra saber guiar al espectador a través de una estructura más complicada de lo que parece -la protagonista no recuerda su fallida relación linealmente, sino a saltos- y en los que su personaje pasa por un espectro emocional tan naturalista como amplio.
En resumen, El tiempo que te doy es una serie interesante tanto por la manera en que nos presenta la historia de sus protagonista como en tanto experimento formal que abandona los consabidos 25 minutos para comedia/50 para drama. De hecho se aleja mucho de la comedia romántica -a la que sus carreras podrían haber condenado en otros tiempos a los dos actores protagonistas- y construye un análisis intimista del proceso de duelo.
Imágenes: Fotogramas de El tiempo que te doy – Netflix.
Puedes ver El tiempo que te doy completa online aquí.
