La serie de Zeta Studios se ha emitido en TeleCinco en horario de prime time en pleno verano alcanzando unas pobres cifras que recuerdan a las de ‘Desparecidos’, ‘Parot’, ‘Sin límites’ o ‘Los pacientes del doctor García’
La audiencia de ‘Días mejores’ demuestra que las teles ni saben ni quieren estrenar originales del streaming en abierto

Días mejores ha emitido este verano cuatro episodios en dos tandas de dos. Se estrenó en abierto el pasado 31 de julio y emitió otros dos episodios el lunes 7 de agosto. El de mejores audiencias, incluso valorando las bajas cifras tradicionales del verano, fue el primero, con 705.000 espectadores y un escaso 6,3% de cuota de pantalla. Lo peor es que no se trata de una excepción, sino de la tendencia general de Mediaset con sus series coproducidas con Prime Video y estrenadas en primer lugar por la plataforma de streaming. Una vez más poniendo de manifiesto el difícil manejo de los productos de las cadenas tradicionales junto a plataformas internacionales, en las que las primeras parecen acabar ganando poco más que ejercer de productoras ajenas.
Es probable que Días mejores haya pagado la competencia del Grand Prix del Verano, que domina las audiencias de los lunes a pesar de haber perdido algo de fuelle. Pero también la escasa promoción y el hecho de ser un título con más de un año a sus espaldas, que tuvo su repercusión crítica pero cuyo recorrido en una de las plataformas con más suscriptores de España (y dopada por ir incluida en ciertas ofertas de Amazon) ya estaba completo. No ha habido retroalimentación, ni impulso, ni confianza en el producto, solo un estreno de los que en cine se llamarían “técnicos”. Ya se puede decir que Días mejores se ha estrenado en abierto, Mediaset cumple su compromiso, pero el producto, que no considera como “propio”, queda “quemado”.
Nada que ver, aunque no sean comparables, con el estreno de Patria hace dos años, donde la fanfarria publicitaria incluyo hasta debates posteriores a la emisión. Obviamente el tema y su relevancia social era diferente, pero en esos momentos la serie de Aitor Gabilondo aún tenía dos capítulos por estrenar en HBO Max. Incluso afecta a La que se avecina, el gran éxito de ficción de Mediaset, ahora copado completamente por Prime Video, que maneja los tiempos a su conveniencia, reducido a 1,5 millones de espectadores. Lo mismo para El Pueblo: la primera temporada se estrenó en Telecinco menos de un año después que en streaming y de media superó los dos millones de audiencia, la tercera lo hizo tras dos años de su llegada a Prime y apenas rozó el millón.

Y la comparación puede ser más sangrante con un producto mucho más similar a Días mejores, Desaparecidos, que tardó dos años en llegar al abierto cuando presuntamente había sido diseñada para el mismo. Solo su primer episodio, en mayo de 2022, con 1,3 millones de espectadores y 12% de cuota, hizo una cifra aceptable. A partir de ahí rápidamente perdió la cota del millón y el 10% y ni se acercó en su segunda temporada, emitida ya en marzo de este año y con 10 meses respecto a su estreno en streaming en Prime Video. Solo la productora que recibió el encargo de las temporadas 2 y 3 (esta sin estreno en abierto anunciado), Unicorn Content, propiedad de Ana Rosa Quintana, ha parecido ganar algo con esto.
Los fracasos de RTVE y la vía de Atresmedia
RTVE, por su parte, parece haberse independizado de una tendencia que había resultado, en el mejor de los casos, poco rentable para la marca de la cadena pública. En 2022 se pudo ver con el estreno de Sin límites, una presunta superproducción por la efeméride de la primera vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano. Se estreno en junio en la plataforma y en noviembre en La 1 de TVE… con menos de 600.000 espectadores y un 5,8% de cuota de pantalla. Parecido lo que ocurrió con Parot, en mayo de 2021 en Prime y en junio del año siguiente en La 1 y con emisiones dobles, como Días Mejores: máximo de 750.000 espectadores y 6,9% y medias por debajo del medio millón.
Lo mismo, aunque más extraño, para Los pacientes del doctor García, otro producto de prestigio —este artísticamente más atinado que Sin límites— que RTVE presentó en el Festival de Málaga, se reservó el lanzamiento de los dos primeros episodios, los días 19 y 26 de abril de este año, y luego permitió que Netflix la estrenase completa el 28 del mismo mes. Seguramente la plataforma fue clave para financiar un proyecto tan ambicioso y cuyas ventas internacionales redundarán en beneficios para la pública, pero en ese momento la audiencia cayó por debajo de los 600.000 espectadores (había superado los 1,1 millones en el estreno) y acabó por bajar de 200.000. Los futuros proyectos del Ente parecen indicar que esta vía no volverá a repetirse.

Atresmedia ha sabido evitar estas extrañas dependencias. Mantiene diferentes tipos de relaciones comerciales con casi todas las plataformas, ya que los catálogos de Prime y Netflix exhiben series clásicas de otras décadas de Antena 3 y HBO Max exhibe fuera de España productos de prestigio como Veneno, pero solo con productos ya amortizados. La cadena de Grupo Planeta tiene muy segmentados sus títulos para el abierto y para Atresplayer y procura retroalimentarlos en lo posible, aunque no siempre le salga bien, con estrenos en Antena 3 de los primeros episodios de series que alimentan la marca de la plataforma de pago, como La Ruta.
Así Heridas, estrenada en streaming en abril de 2022 y en abierto justo un año después, se mantuvo en su audiencia en una media de los 1,1 millones de espectadores, habitual para las series en abiertos y que según el caso se considera un éxito, y un 10% de cuota. El añado pasado Alba tuvo un proceso similar pero más lucido: estreno en streaming en marzo de 2021, en abierto en marzo de 2022, medias de 1,5 millones de 11-13% de cuota. En ambos casos se da la circunstancias de que eran remakes de series turcas, adaptadas al público español y al formato de 13 episodios del prime time.
En cualquier caso, independientemente del buen resultado crítico de Días mejores, queda patente que sigue siendo difícil valorar el funcionamiento de determinadas series desde fuera, más allá de constatarla cuando sus plataformas las renuevan. La opacidad manifiesta de la mayoría de ellas, con la excepción quizás de RTVE Play y los datos de Netlix siempre pintorescos de interpretar, impide saber si la respuesta de la audiencia en abierta mejora, empeora (como se intuye habitualmente) o matiza el rendimiento en plataformas. Una realidad que nos debería volver más prudentes para señalar el éxito o el fracaso de los títulos españoles (o cuestionar cuál es el auténtico objetivo de rentabilidad al producirlos).
