Una de las referentes del cine de la Transición, actuó también en ‘Los santos inocentes’, ‘Taxi’ o ‘Familia’, pero nunca tuvo la consideración que buscaba como actriz
Se va Ágata Lys, la actriz del destape que nadie se tomó demasiado en serio

Por una llamada de su amigo Tony Aliaga hemos sabido de la muerte de la actriz Ágata Lys (1953-2021), que falleció el pasado mes de noviembre en Benalmádena a la temprana edad de 67 años. Una mujer alejada desde hace años de los focos voluntariamente pero que fue durante décadas una de las actrices más conocidas de España. Se convirtió en una de las más prolíficas en el llamado cine del destape y luego siguió su carrera en películas consideradas más serias como Los santos inocentes (1984), Taxi (1996), Familia (1996) o las series Vecinos (1993), Curro Jiménez: El regreso de una leyenda (1995) y Amar en tiempos revueltos (2007). Una actriz que se va en silencio, en un olvido buscado tras una consagración que nunca llegó.
Los inicios y el destape de Ágata Lys

Lys, pseuodónimo de Margarita García San Segundo, estudió arte dramático y empezó su carrera en televisión en 1972, como azafata en el famoso programa ‘Un, dos, tres responda otra vez’ de Narciso Ibáñez Serrador. En esa época empezaría a rodar películas, como spaghetti westerns y algunos papeles secundarios en películas de figuras de la época como Carmen Sevilla, José Sacristán, Manolo Escobar o Fernando Esteso, aprovechando su fama creciente en el concurso televisivo. Los productores querían contar sí o sí con ‘la rubia de la tele’.
Aunque sus capacidades interpretativas iban mucho más allá, en el cine español de la primera transición se la empezó a contratar muchísimo por su versatilidad en diferentes géneros y, sobre todo, las posibilidades de explotación comercial de su físico. Fue entonces cuando realizó grandes cantidades de películas de bajo coste, sobre todo en comedias del llamado cine del destape y en películas de género fantástico y de terror. Así fue como, entre 1975 y 1979, su época de mayor actividad, hizo más de 20 películas.
De esa época frenética destacan las películas Las alegres vampiras de Vögel (1975), Fango (1976), El erotismo y la informática (1976), La nueva Marylin (1976), las dos películas junto a Paul Naschy -El transexual (1976) y, sobre todo, El huerto del francés (1977)- y a Romero Marchent -secundaria en La noche de los cien pájaros (1976) y protagonista en Avisa a Curro Jiménez (1978)- o su festival de sangre en Trauma (1978), de otro ilustre del género como el argentino León Klimovsky.
Una búsqueda de consideración sin éxito

Con la llegada de los años 80 y un cine de explotación que iba languidenciendo ante unas líneas culturales y oficiales en transformación, Lys fue una de las pocas actrices del destape que siguió teniendo una carrera relevante en películas de la nueva década. Tras sufrir el cambio de paradigma y reciclarse en papeles secundarios televisivos, Lys reapareció en cine dejando atrás a la ‘Marylin Monroe española’ en Los santos inocentes (1984), una película que tuvo un impacto inmediato en crítica y público. Allí interpretó a la amante del señorito (Juan Diego), en un papel alejado de los que se le habían visto antes en cine.
A mediados de los 90, ya en su madurez, hizo un último intento de ser considerada seriamente en otras películas. Estuvo en papeles secundarios en Asunto interno (1995), Pintadas (1995), Taxi (1996), de Carlos Saura, o Familia (1997), de Fernando León de Aranoa. Su última película fue Mala uva (2004), ya muy alejada del cine. La serie Amar en tiempos revueltos fue lo último que hizo antes de dejar Madrid y viajar a la Benalmádena que la despidió. Ágata Lys dijo adiós sin que se la reconociera de verdad ni se la tomara demasiado en serio pese a su evidente talento.
