La serie emitida por Telecinco en 2005 fue punto de inflexión en la producción audiovisual española, uno de los títulos que sirvió de transición entre la televisión familiar de los 90 al mucho más complejo panorama actual
Por qué ‘Motivos personales’ sigue causando furor 18 años después con su llegada a Netflix

Motivos personales llega a Netflix. No parece una gran noticia. Es una serie que se emitió hace nada menos que 18 años, ya estaba disponible en streaming en MiTele al completo y gratis y, si hacemos caso a redes y algunos titulares seguramente muy bien informados, Netflix se hunde, desaparece, llega a su final. Sin embargo el anuncio de que la serie de Estudios Picasso y Boomerang TV daba el salto a la plataforma por antonomasia provocó no ya revuelo entre sus fans, si no la salida del armario de muchos de ellos.
¿Por qué? ¿Qué tenía Motivos personales que pegó a la pantalla a más de 6 millones de personas en el último episodio de su primera temporada, allá por abril de 2005, cuando el presidente del Gobierno era Rodríguez Zapatero, Pau Gasol disputaba su primer All-Star de la NBA, se emitía el primer episodio de Amar en tiempos revueltos en TVE y Ester Expósito todavía no había llegado a Primaria?
Rompiendo esquemas

Es un tópico muy manido, pero sigue siendo real: durante la década de los 90 y los primeros 2000 la ficción televisiva mayoritaria en España estaba constreñida por muchas limitaciones de carácter industrial y una idea paternalista del público que luego se demostró irreal. Duraciones imposibles de 80 minutos, pesca de arrastre del público generalista que obligaba a tramas «de niños», «de adultos» y «de abuelos», género ‘dramedia’ con poco presupuesto y limitado a formas de costumbrismo y un guión cuya estructura estaba determinada por los cortes publicitarios.
Motivos personales, sin despegarse de ciertas convenciones como la duración y alguna más que luego trataremos, se saltó casi todo eso. Era una serie de suspense en torno a un asesinato relacionado con juegos de poder y espionaje industrial, donde los protagonistas no eran de un blanco impoluto sin personalidad, sino personalidades complejas, un poco turbias y con mucho que ocultar. Y la estructura se olvidaba de cortes y restricciones, con una dirección en manos de Salvador Calvo (Adú) que venía de otro producto que cambió tendencias, Policías, en el corazón de la calle (2000-2003).
Lo mejor del thriller y del culebrón

Motivos personales contaba con algo más de presupuesto que la serie media de la España de la época (con la excepción de Cuéntame cómo pasó, entonces en su mejor momento), lo que permitía más acción, escenarios más elaborados y complicar la trama con algo más que diálogos expositivos. Esto, que ahora es norma y hasta se quedaría corto, entonces era más complicado y visualmente se notaba. Su ambición artística y temática (luchas de poder y corrupción política y mediática, poco habituales con excepciones como la mencionada Policías o Periodistas (1998-2002)) estaban por encima de la media. Era una serie de prime time con acabado técnico de prime time.
Pero además los guiones no despreciaron las técnicas de las series más populares del momento. Aunque en España hemos producido pocos culebrones puros y duros, siempre hemos sabido escribirlos, y Motivos personales exprimía las tramas de larga duración, las conexiones retorcidas entre los personajes y los dobles niveles de lecturas. Esas conversaciones en las que el espectador sabe más que los personajes, incluido lo que se ocultan unos a otros, y aumentan la tensión.
Un reparto de estrellas

Lydia Bosch estaba el cénit de su popularidad, que había alcanzado pocos años antes con Médico de familia (1995-1999), irónicamente la serie emblema de ese tipo de televisión conservadora en lo formal, lo temático y, ¿por qué no decirlo?, en lo ideológico. Para más inri su protagonista en Motivos personales, Natalia Nadal, era una versión entre turbia y sofisticada de la Alicia Soller con la que había ejercido de cuñada de España durante cuatro años. Una periodista ambiciosa, implacable y muy lejos de ser una madre ejemplar.
Pedro Casablanc o Ginés García Millán ya eran actores consagrados y más que conocidos y algunas de las caras más jóvenes, como Begoña Maestre, venían de series populares como Compañeros (1998-2002). Pero es que los secundarios de lujo se llamaban Fernando Guillén y Concha Velasco, dos grandes nombres de nuestro cine capaces de otorgar prestigio a un producto con su mera presencia. De remate, tuvieron su alternativa Marta Nieto, Jan Cornet, Miguel Ángel Silvestre y Álex González (estos dos últimos interpretando al mismo personaje, cada uno en una temporada).
Motivos personales… y de negocio

La serie, creada por Javier Holgado (Los misterios de Laura) y Diana Laffond (Hermanos de leche, Tío Willy), funcionó tan bien que Telecinco encargó una segunda temporada estrenada también en 2005. Obtuvo una media de audiencia aceptable para la época, de cerca de 4 millones de espectadores (una cifra que sería espectacular ahora), pero su mismo presupuesto la condenó a no ser renovada para la tercera ya prevista. En 2007 Antena 3 trató de devolvérsela a la competencia con Círculo Rojo, del mismo equipo de guión, pero no funcionó.
Sin embargo, sus innovaciones, tomadas de la revolución de las series que ya había empezado en EEUU con HBO o en Reino Unido y los países nórdicos, vinieron para quedarse: thriller, formato de miniserie (aunque luego se alargase), despliegue de medios, protagonismo femenino, personajes turbios… No es la mejor serie de intriga de la historia de España, pero sí la que abrió camino a todas las demás, y pueden leerse ecos de Motivos personales en las recientes Perdida (2020), Sé quién eres (2017) o Todos mienten (2022).
La serie sirve ahora como reclamo de Netflix a su público español por la vía de la nostalgia, pero también en un momento en que ‘serie española de suspense’ se ha convertido en sinónimo de éxito a nivel internacional, con La chica de nieve o Infiesto liderando el número de horas vistas. Una mirada al pasado que también define los cuellos de botellas del presente: el mismo público que celebra su llegada a una plataforma de la que todo el mundo decía que iba a marcharse hace unas semanas ha tenido Motivos personales siempre accesible y gratis en la plataforma de su cadena madre. Pero probablemente sus creadores rentabilicen más los derechos que pague Netflix, por escasos que sean.
Imágenes: Motivos personales – Telecinco
