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Malnazidos: Encanto sin tanto zombi ni Guerra Civil

La película de Ruiz Caldera y Alberto de Toro se agarra a sus buenos personajes para contar una nueva reconciliación desde el conflicto

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Malnazidos está ambientada en 1938, en plena Guerra Civil. Su historia empieza con las desventuras de un indisciplinado capitán del bando franquista (Miki Esparbé), castigado con la dificilísima misión de pasar por la zona republicana para entregar un importante mensaje. En la operación, él y un joven soldado (Manel Llunell) son capturados por el enemigo. Pero la terrorífica aparición de soldados infectados, de zombis hambrientos, obligará a este variopinto grupo de fachas y rojos a tener que colaborar para salvar el pellejo y entender qué está pasando.

Después de varios retrasos por la pandemia, aquí está por fin la película de zombis en la Guerra Civil de Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro. La película tiene tono de comedia, algún toque de terror y, sobre todo, se deja llevar por una historia de aventuras clásica y un look de acción de cómic. Ruiz Caldera (Superlópez, Anacleto: agente secreto, Promoción fantasma) y de Toro -el montador de todas sus películas- siguen importando subgéneros anglosajones con esta versión fantasiosa de algunos de los temas de La vaquilla (1985) pasados por el filtro de Indiana Jones y la última cruzada (1989) y Bienvenidos a Zombieland (2008).

Aunque no sea lo más gamberro o sangriento que se podía haber esperado de este material, Malnazidos se disfruta. Sin unos zombis especialmente cuidados/terroríficos y un humor más de remate que de situación, Ruiz Caldera y de Toro se centran en construir personajes bien definidos con los que identificarte y llevarlos a situaciones límite. Todo en una trama de acción con los giros y elementos suficientes para ser entretenida de seguir. Un ABC del cine comercial ligero que parece fácil, pero que hay que saber hacer. Lecturas políticas de la Guerra aparte -si te gusta que no se mojen, estarás cómodo-, a la película le vale con eso para tener encanto.

Lo original y lo tópico en los temas de Malnazidos

Malnazidos: Encanto sin tanto zombi ni Guerra Civil 1

Mediaset ha querido mimar especialmente esta película -retrasada por la pandemia, con videojuego y cómic- porque el material entre manos da mucho juego. La idea de llevar el subgénero zombi a nuestro conflicto bélico por excelencia es original. Está traída directamente de la novela Noche de difuntos del 38 (Manuel Martín, Dolmen Editorial) y el aroma de Zombis Nazis 1 y 2 es el único precedente que existe del subgénero zombi que se presente a partir de referencias históricas reales y con mayúsculas.

La base, en este caso, es la Guerra Civil. La originalidad del tema zombi se desactiva por aquí. Nuestra gran contienda es, una vez más, un telón de fondo. Como bien explica Luis E. Parés en su artículo ‘Otra maldita película sobre la Guerra Civil’ en la revista CTXT (parte 1 y parte 2), la Guerra ha servido, con algunas excepciones, como simple base para historias individuales y para la exploración de los géneros y los tópicos. Dentro de esta línea, Malnazidos sigue la estela cómica y el mensaje de reconciliación que marcó Berlanga en La vaquilla: las dos partes enfrentadas colaborando por un objetivo común. Y, al final, todos somos españoles. Aunque unos se queden y otros se tengan que ir.

Manteniéndose en la línea “bienqueda” de guerra entre hermanos españoles -el personaje de Miki Esparbé tiene literalmente un hermano en el otro lado-, hay que reconocerle a la película que no rehuye los distintos arquetipos ideológicos y perfiles dentro de cada bando. Se ríe de ellos y, además, los usa para definir y luego darle más matices a sus personajes. Lo curioso es que el grupo que mejor sale parado (el peor son los alemanes) acaba siendo uno de los más olvidados del enfrentamiento: el marroquí (los ‘moros’), que da una lección de solidaridad a los españoles.

El cariño por los personajes

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Pasado el test histórico-político, que puede tener un peso legítimo a la hora de valorar la película, Malnazidos coge el tema zombi en la Guerra para llevarlo más por una trama de aventuras y acción que una comedia, pese a que el tono jocoso es continuo. Esa decisión le quita protagonismo a la mecánica zombi (la manera en la que se mueven, la manera en la que hay que matarlos, etc…) y a las situaciones humorísticas y le da más protagonismo a los detalles de la trama, al desarrollo de la acción y a las decisiones e interacciones de los personajes.

Es el carisma de cada uno de los protagonistas, encarnado por un grupo de actores más que bien elegidos para los papeles y bien dirigidos, lo que hace que la película sobresalga. Malnazidos sigue uno de los imprescindibles del manual: construir un mínimo de empatía con unos personajes que funcionan cada uno en su parecela y en su rol (aunque quizá haya faltado algo más para la Matacuras de Aura Garrido). Los momentos de acción aportan a esa construcción de personajes sin ser una pausa o una excusa, y eso se agradece.

Salga mejor o peor, Ruiz Caldera -y ahora con de Toro también a los mandos- sigue demostrando aquí que es uno de los mejores activos que tiene la comedia española. Malnazidos acaba resultando otra cosa de la que vendía, pero quizá haya sido mejor así. Es simpática sin ser hilarante, entretenida sin ser frenética y, sobre todo, cariñosa sin ser empalagosa. Si hasta James Gunn necesita un poco de corazón entre tanto descreímiento posmoderno (Peacemaker), como no lo van a necesitar nuestros rojos y azules de toda la vida.

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