Arturo Menor, uno de los cineastas de naturaleza más premiados de España, estrena en el Festival de Málaga y en más de 60 cines de todo el país este filme sobre las grandes rapaces
‘Iberia, naturaleza infinita’, la Península desde los ojos de un águila para proteger la biodiversidad

«Iberia, naturaleza infinita es una película de cine de naturaleza, no es un documental, como se suele definir. Todo lo que ocurre en la película está escrito en un guión, tiene una planificación y responde a un trabajo previo, no es fruto de la casualidad. Solo que los protagonistas son águilas, no actores, y un águila no hace lo que tú le pidas o se aprende un guión, tienes que usar otros métodos para poder rodarlo», explica Arturo Menor, director de la película.
Menor estrena su filme hoy en los Pases Especiales del Festival de Málaga al mismo tiempo que llega a más de 60 cines de toda España. Un espectáculo que celebra la diversidad de la naturaleza en nuestro país y un despliegue técnico detallista que recorrer la Península en zigzag, desde la Cordillera Cantábrica hasta el corazón de Andalucía pasando por los Pirineos, los bosques aragones o la dehesa extremeña y manchega, sobre el lomo de un águila real expulsada de su territorio por los buitres… y el tendido eléctrico.
«Iberia, naturaleza infinita, tiene un objetivo educativo. En mi trabajo me he basado mucho en El hombre y la tierra y me influye mucho el enfoque de Félix Rodríguez de la Fuente. Yo mismo soy biólogo porque su serie despertó en mi el interés por la naturaleza y por darla a conocer», explica el cineasta. «En este caso, me preocupaba mucho el problema de la electrocución de grandes rapaces, y como las compañías eléctricas no están haciendo nada para prevenirlas a pesar de sus grandes beneficios y de que están obligadas por ley».
El vuelo de la golondrina

Uno de los momentos más destacados de Iberia, naturaleza infinita es cuando la cámara se convierte en el punto de vista de una golondrina y recorre las calles del pueblo cordobés Montoro. «Cuando hago las películas, a veces ruedo cosas que me gustaría sentir. ¿Cómo se sentirá una golondrina o un vencejo volando libre por las calles de una ciudad? Pues quise hacerlo», explica Arturo Menor. «La primera opción fue colocarle una microcámara a un vencejo, algo que estuvimos trabajando con una empresa de alta tecnología, pero lo desechamos porque su vuelo habría sido muy errático».
Finalmente se rodó con un dron mosquito, manejado por Iván Merino, campeón de España de drones FPV. «Es un dron minúsculo que puede volar a 200 kilómetros por hora», comenta Menor. «La secuencia tuvo una planificación muy medida e importante que se trabajó con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, la Unidad Pegasus de la Guardia Civil y la Policía Local de Montoro, porque por seguridad hubo que despejar las calles, y si te fijas, apenas hay presencia humana cuando hace su recorrido».
Iberia, naturaleza infinita, además, ha contado con un equipo de especialistas encabezado por los ganadores del Goya José MG Moyano al montaje y Jorge Marín al sonido. La película está producida y distribuida por Acajú Comunicación Ambiental, S.L., con la participación de Canal Sur y el apoyo de la Diputación de Córdoba y la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.
El águila salvaje

Arturo Menor está considerado uno de los mejores cineastas especializados en películas sobre naturaleza de España y a nivel internacional. En su haber, además de casi una veintena de cortometrajes, se encuentran los largos WildMed, el último bosque mediterráneo (2014) y Barbacana, la huella del lobo (2018), por los que ha sido premiado en festivales de cine de naturaleza tan importantes como Vaasa (Finlandia), el Festival de Cine de Naturaleza de Japón o el Wold of Knowledge International Film Festival, de San Petersburgo (Rusia).
En Iberia, naturaleza infinita, ha seguido momentos que sabe que están presentes en la naturaleza, como la batalla entre dos águilas alrededor de unos aerogeneradores o la disputa del territorio entre estas y los buitres o los cuervos. «Fuimos a los lugares y momentos donde sabemos que ocurre lo que queríamos mostrar, también gracias a nuestros colaboradores, nuestros naturalistas», explica. En la película, sobre guión, aparecen cuatro águilas reales, pero en realidad han rodado hasta 14, diez salvajes y las cuatro restantes de cetrería.
Así, la huida del águila protagonista la lleva a visitar al urogallo, el sisón o los cernícalos primilla que cohabitan con los humanos en zonas de Andalucía. La presencia humana va incrementándose conforme el ave vuela hacia el sur. Desde zonas aisladas del Cantábrico —de las que solo se ha recreado en estudio un nido, para no grabar interrumpiendo los ciclos reproductivos de los animales— hasta ecosistemas como la dehesa, modificados por la actividad del ser humano.
Apenas un segundo se vislumbra la cara de dos personas, un abuelo y un nieto que participan en la recogida de la aceituna: «Un mensaje para el futuro, sobre el papel que tendrán las nuevas generaciones en proteger esta biodiversidad que queríamos celebrar con la película».
Imágenes: Iberia, naturaleza infinita – Zenit Comunicación
