El cambio de fecha a algún momento indeterminado de la primavera de 2024 ha levantado ampollas políticas e incertidumbre en el sector, dos polémicas que no comparten exactamente los mismos motivos
Todas las preguntas y algunas respuestas sobre el aplazamiento del Festival de Sevilla

La noticia aún tiene revuelto al sector audiovisual español y al cultural en Andalucía: la 20ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, uno de los más importante del otoño en España, se retrasa a primavera de 2024, oficialmente para no coincidir con la celebración de la gala de los Grammy Latino en la ciudad, y será la única edición que se celebre ese año. Es decir, el certamen faltará dos años a su tradicional cita de noviembre y no está claro en qué forma se celebrará el que viene —se baraja finales de abril como posible fecha, después de Málaga… y de Semana Santa y Feria— ni en qué forma continuará, si lo hace, a partir del siguiente.
El anuncio se producía el pasado 2 de agosto por parte de la concejal de Cultura de Sevilla, Minerva Salas, con la comentada coincidencia con los Grammy como motivo. Desde entonces las reacciones han sido de todo tipo, incluyendo una condena por parte de gran parte del sector —también de la cultura sevillana, que no necesariamente quiere decir el audiovisual—, una recogida de firmas, declaraciones cruzadas del anterior alcalde y del actual y reacciones más prudentes de una parte del sector andaluz.
Con 20 años a su espaldas, el Festival de Cine Europeo de Sevilla es una cita clave para la visibilidad del cine del continente en España, que suele alimentar su programación de los principales festivales de clase A europeos —el Giraldillo de Oro del año pasado, Saint-Omer, de Alice Diop, venía de ganar el Gran Premio del Jurado en Venecia—. Repasamos algunas de las claves de este aplazamiento, que quizás no sea tan político ni equivalga a una cancelación de facto, pero tampoco se ha justificado lo suficiente y sí que puede tener graves consecuencias.

El aplazamiento y los Grammy
El Festival de Cine no se celebrará en noviembre porque los Premios Grammy Latino coparán durante ese mes los espacios culturales de la ciudad —como el Teatro Lope de Vega— y, presuntamente, su capacidad hotelera. Esa fue la primera razón argumentada, más tarde el nuevo alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, añadió que se tomó la decisión por petición del nuevo director del certamen, Tito Rodríguez —el cual no ha dado ningún tipo de declaraciones— y acusó al certamen de “pérdida de prestigio” y a su antecesor en el cargo, Antonio Muñoz, de estar “dejándolo morir” y haberlo dejado “lleno de deudas”.
La gala de los Grammy, la primera que se celebrará fuera de EEUU, fue una negociación atribuida a la Junta de Andalucía (gobernada por el PP) que inició un concurso soterrado entre ciudades de la región “ganado” por la capital. El Ayuntamiento de Sevilla afirma que tiene previsto gastar más de cuatro millones de euros en su celebración esperando un retorno mayor tanto en el impacto que mueva en las semanas previas a su celebración —el 16 de noviembre, el festival suele ubicarse en las dos primeras semanas del mes— como en promoción turística posterior, directa o indirecta.
“Tormenta perfecta” en la organización
Lo cierto es que varias distribuidoras con películas ya seleccionadas para el Festival admiten que días o incluso una semana antes del anuncio se les había contactado desde la organización para advertirles del aplazamiento. También se pronuncian en ese sentido productoras y organizaciones del audiovisual andaluz cercanas al propio certamen sevillano. Y, aunque no descartan la razón de los Grammy o de la decisión política (con el anterior gobierno municipal ni se planteaba el aplazamiento), atribuyen una mayor influencia a la “tormenta perfecta” en la organización.

El Festival de Cine Europeo de Sevilla no tiene estructura propia, sino que depende del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), un organismo municipal cuya dirección se nombra políticamente. El relevo en la cabeza del certamen, al marcharse José Luis Cienfuegos (que había dirigido el festival desde 2012) y ser sustituido por Tito Rodríguez (hasta ese momento Director de Marketing del ICAA), se produjo entre abril y mayo, coincidiendo con las elecciones municipales. Entre que el consistorio sevillano paso de manos del PSOE al PP y que en el ICAS hubo un vacío de poder aún mayor al dimitir de dicho puesto en apenas un mes el primer elegido por el nuevo gobierno, José Lucas Chaves Maza, Rodríguez se encontró sin medios ni interlocutores para poder trabajar durante meses.
En los mentideros del sector —y las declaraciones del nuevo alcalde sevillano apuntan en esa dirección—, ya se rumoreó que la marcha de Cienfuegos pudo deberse al “cansancio” de pelear más recursos para el certamen. Con todo, su fichaje en 2012 se produjo en el contexto de recortes del presupuesto del Festival durante la anterior crisis y en otro gobierno del Partido Popular. En aquella ocasión con Juan Ignacio Zoido como alcalde y Mar Sánchez Estrella como concejala de Cultura, la cual lo “fichó” por su labor al frente del Festival de Gijón (FICX), de fecha y enfoque similares a los del certamen sevillano.
La política (siempre la política)
El quid de por qué el debate en torno a las fechas del Festival de Cine Europeo de Sevilla está siendo el que es tiene que ver, precisamente, con la política. La prensa generalista ha interpretado el movimiento dentro de las políticas culturales municipales de muchos gobiernos de coalición de PP y Vox —situación que no se da en Sevilla, aunque los populares necesitan los votos de la extrema derecha para gobernar y esta durante la campaña dijo querer eliminar el Festival—, que podemos calificar generosamente como poco diversas. También el propio sector lo ha entendido como un episodio más de los ataques desde cierta derecha mediática al cine en general.
En un primer momento el gobierno municipal de Sevilla se limitó a dar razones organizativas, pero más tarde el propio PP asumió las críticas como ataques partidistas y los ha respondido así en redes, alimentando la reacción en términos de pugna entre izquierda y derecha (o entre socialistas y populares). Y el alcalde Sanz incluso ha atacado la gestión cultural de su antecesor, descalificando otros eventos culturales de la ciudad, como la Feria del Libro. De fondo queda la posible lectura de una disputa interna en el PP andaluz, donde se cruzan los intereses de nombramientos de Pablo Casado o la actual dirección estatal contra otros de Juanma Moreno desde Andalucía.

El debate partitocrático ha dejado de lado uno real sobre las políticas culturales (sevillanas… o generales) y la estrategia de grandes eventos, iniciada por el gobierno de Juan Espadas y Antonio Muñoz en el PSOE y que el actual parece querer continuar, pues no está tan lejos de la aplicada por Francisco de la Torre (PP) en Málaga. La misma celebración de los Goya en la ciudad, en 2019 y 2023, caminaba en esa línea. Sin embargo el certamen malagueño presenta alguna diferencia: en su caso se tomó buena nota de las quejas con la creación del MAF, una programación paralela centrada en el tejido cultural local.
¿El futuro?
Entre las críticas al traslado a primavera están la posible coincidencia con el Festival de Málaga, la pérdida del anuncio las nominaciones de los premios de la Academia del Cine Europeo (EFA) o el descoloque respecto al calendario de festivales europeo del que se nutre y cuyo encaje en la planificación de las distribuidoras no será fácil. En el primer caso, el certamen malagueño tendrá lugar del 1 al 10 de marzo y el “retraso” del sevillano lo traslada a abril. Además, las fuentes consultadas apuntan a que “no compiten por el mismo tipo de películas… ni de repercusión, Málaga tiene el respaldo de las principales televisiones, incluida RTVE, y un enfoque mucho más comercial”.
En cuanto a la EFA, es cierto que en 2023, como ha argumentado el PP, las nominaciones no se anunciaron desde el certamen sevillano, pero también que dichos galardones y Sevilla tenían un fuerte vínculo, y la ciudad acogió su gala en 2018. Desde luego la vía para recuperarlas no es cambiar la fecha. Lo cierto es que las fuentes consultadas por Cine con Ñ en el entorno de las distribuidoras y productoras afectadas por el retraso es que, para ellas, es “un engorro, pero no un problema mayor”. Sí plantean que pueda afectar al propio certamen, al existir ahora “indefinición sobre cuándo y cómo se van a celebrar las siguientes ediciones”.
Al mismo tiempo precisamente abril es el mes más recargado de eventos culturales de la ciudad, sobre todo de carácter religioso, como la Semana Santa, que suelen centralizar tanto la atención como los apoyos institucionales. Desde el sector cultural de la ciudad se pone en duda que las 75.000 personas que reúne anualmente el Festival puedan convocarse en esas fechas.
La “falta de prestigio” a partir de aquí también pasa a ser opinable o subjetiva, ya que los defensores de mantener las fechas tradicionales recuerdan que entre 2019 y 2022 fue el certamen mejor valorado por el ICAA, superando incluso a San Sebastián. Una parte del sector audiovisual andaluz ve clara la posibilidad de que sea “el principio del fin del certamen” (con cierta soterrada disputa dentro del mismo entre “sevillanos y malagueños” por la hegemonía dentro del mismo y la interlocución ante las instituciones). De fondo queda la posibilidad de que el Festival de Cine Europeo “se externalice”, que varios analistas locales han manejado, tanto a favor como en contra. Esto es, que el nuevo gobierno municipal desvincule del ICAS su organización.
