La película que triunfa en taquilla tiene los elementos necesarios para divertir y emocionar.
Campeones: Una película buena porque es una buena película

«Hay gente que se pasa la vida mirando pájaros y los llaman ornitólogos». A Marco Montes (Javier Gutiérrez) no paran de repetirle durante la primera parte de la película que eso de la normalidad no es exactamente como él pensaba. Que tendría que revisar sus ideas al respecto. El cambio para él es tremendo: pasa de ser el segundo entrenador del Estudiantes a entrenar al Club Los Amigos, formado por personas con diversidad funcional.
Ocurre algo curioso con Campeones: es una película que ves venir en todo momento. Es fácil adivinar hacia dónde va, tanto en el desarrollo de los hechos que narra como en las ideas que subyacen. Pero divierte y emociona igualmente. Hay que hacer un gran uso del medio cinematográfico para conseguir esto. El director de El milagro de P. Tinto evita con creces el riesgo de hacer simplemente una película bienintencionada; Campeones es genuinamente buena y divertida por sí misma, y además contiene un importante mensaje de fondo.
El poderoso tándem que forman Javier Fesser y Javier Gutiérrez lleva la película más allá de lo que podría haber sido. Detrás de las cámaras, el director hace un gran trabajo exprimiendo al máximo el material que tiene a su disposición, especialmente cuando se trata de secuencias cómicas. Ahí es donde se aprecia una buena labor en la dirección de actores y actrices, lo cual tiene muchísimo mérito si tenemos en cuenta que gran parte del reparto no es profesional.
Seguramente la parte más floja del trabajo de Fesser sea el excesivo subrayado que hace del proceso por el que atraviesa el protagonista. El personaje no solo descubre una realidad en la que nunca se había fijado y reconduce su carrera profesional, sino que también arregla sus problemas de pareja y familiares, y hasta consigue superar su miedo a los ascensores. Si parece demasiado es porque lo es, pero, al estar bien colocadas y no alargarse mucho, estas secuencias tampoco se hacen demasiado pesadas.
Delante de la cámara, Javier Gutiérrez está enorme encabezando el reparto. Domina la función marcando el tono en cada momento, relajando el gesto según va quemando etapas en su camino de redención. Los diferentes miembros del equipo aportan el toque entrañable, mostrando una naturalidad ante la cámara muy difícil de conseguir para quien no se dedica a ello. También merece una mención Juan Margallo, en el papel de presidente o responsable del club de baloncesto, cuyas apariciones resultan muy simpáticas y enternecedoras.
Campeones es una película buena para la sociedad. El cine tiene que entretener, divertir, evadir. Pero también tiene que hacer pensar y mostrar realidades distintas. Es positivo que se pongan en pantalla personas diferentes, con vidas distintas a las de la mayoría. Durante la película se cuestiona constantemente qué es la normalidad. ¿Por qué el personaje protagonista, con graves problemas para comunicarse con la gente cercana a él, ya sea en la familia o en el trabajo, iba a ser más normal que sus jugadores? ¿Por qué no nos pensamos todos simplemente como personas?
Una película no lo cambia todo. Las personas con diversidad funcional viven situaciones difíciles, social y económicamente. Y esto no va a cambiar por una película: hacen falta medidas políticas y también un cambio en la forma de pensar. Es en este último punto donde Campeones puede ser útil. No podrá conseguir la creación o refuerzo de programas específicos, pero sí mostrar que hay otra manera de acercarse a su realidad. Sin prejuicios, paternalismos o condescendencia.
Javier Fesser nos entrega una película importante, una «comedia muy seria», diferente y a la vez coherente con sus trabajos anteriores. Campeones es ya una de las grandes noticias cinematográficas del año en España. Sus buenos resultados están poniendo sobre la mesa un tema que no se suele tratar mucho, y eso siempre es algo que celebrar. Las circunstancias que rodean al proyecto son claves para la narrativa que se ha impuesto alrededor de la película, pero esto no sería posible si los argumentos cinematográficos no fueran tan sólidos. No habría que olvidar en ningún momento que Campeones es una película buena porque es una buena película.
Carlos Pintado (CarlosPM76)
[sibwp_form id=2]
