Enseñar a los más jóvenes a enfrentarse de forma crítica a los productos audiovisuales y conocer el trabajo que hay detrás de ellos, una tarea pendiente en España
Alfabetización audiovisual: aprender a «leer y escribir» el cine del futuro

Dominado por el audiovisual, asumimos que sabemos «leer» nuestro entorno mediático de manera casual. Los nativos analógicos y los digitales suponemos que contemplar las imágenes en movimiento no requiere de nosotros el mismo esfuerzo que cuando aprendimos a unir una letra con otra. Una falta de alfabetización audiovisual que en tiempo de deepfakes y fake news puede ser una desventaja y que, de hecho, puede convertir a los más jóvenes, expuestos a las pantallas desde edades más tempranas que generaciones anteriores, en incapaces de comprender la complejidad de una serie, una película o un simple video de YouTube.
El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) define la alfabetización audiovisual como «la formación de públicos en este campo, con especial énfasis en niños y adolescentes, a fin de lograr una adecuada recepción, interpretación y valoración de las obras cinematográficas y audiovisuales –y de los mensajes audiovisuales en su sentido más amplio-, contribuyendo al mismo tiempo a desarrollar el conocimiento y el pensamiento críticos y a favorecer el más amplio disfrute de aquellas”.
Es decir, como un instrumento que también permite valorar en su medida la complejidad profesional en la elaboración de los productos del audiovisual e incluso, por qué no, despertar vocaciones. Expertas como Jacqueline Sánchez, investigadora de la Universidad de Sevilla, añaden que la alfabetización audiovisual debe ser «un proceso» que nos enseñe a producir también de manera crítica este tipo de mensajes.
El Parlamento Europeo contempla la alfabetización audiovisual como un objetivo desde 2008 y el ICAA recoge desde 2012 un directorio de proyectos en este sentido que van desde los talleres para centros educativos hasta los cineclubs pasando por iniciativas públicas o de escuelas de cine de cualquier tipo.
Tampoco es algo necesariamente nuevo. Ya en 1912 Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes promulgó una Real Orden que decía que era una «tendencia cada vez más acentuada en los modernos métodos pedagógicos facilitar la enseñanza por medio de proyecciones luminosas y de películas cinematográficas».
Aprovechar el potencial audiovisual de las nuevas generaciones

La ECAM es una de esas instituciones que aborda este campo desde todos los ángulos, con talleres para primaria y secundaria, formación de formadores, recursos didácticos y cursos en sus campamentos urbanos. Una forma, digamos, de hacer cantera. Mireya Martínez, responsable del departamento de Alfabetización, explica a Cine con Ñ que en nuestro país «carecemos de un plan integral de educación audiovisual que alcance a todas las administraciones y niveles educativos y que aúne las iniciativas que ya existen”, al contrario que en vecinos como Francia o Reino Unido.
En este sentido, señala la paradoja entre la destreza con el lenguaje audiovisual de las nuevas generaciones y su falta de análisis. Los actuales adolescentes han «nacido en una era completamente digital, lo que les ha permitido desarrollar habilidades que no hemos tenido las generaciones anteriores» pero a menudo «les faltan recursos para analizar críticamente las imágenes que les llegan e incluso no se dan cuenta de la intencionalidad que se esconde detrás de los contenidos audiovisuales».
Eso sí, la capacidad para darle la vuelta a esa situación está en lo intuitivos que son los nacidos en el Siglo XXI en cuanto a la lectura y construcción de discursos audiovisuales: «A casi cualquier adolescente le das un dispositivo móvil y le invitas a grabar y de forma totalmente espontánea va a manejar a la perfección lo necesario para que se entienda lo que quiere contar».
Así, Martínez explica que en iniciativas como los campamentos urbanos de verano de la ECAM se aprovecha este potencial. «Más que el análisis fílmico, intentamos que comprendan el proceso de toma de decisiones del cineasta, que entiendan que hay muchas formas de filmar una misma situación, que asuman el papel colectivo y colaborativo del equipo de cine» comenta. En resumen, «que aprendan a crear y entender las piezas audiovisuales de una forma crítica y analítica, que vean que en el cine, cada uno tiene un estilo, una manera de realizar y que todas las ideas son bienvenidas y tienen cabida».
El camino de la alfabetización audiovisual: desautomatización y libertad creativa

Una de las formadoras de estos talleres y campamentos urbanos, Nadia Mata, añade que en la alfabetización audiovisual lo más importante es buscar “la desautomatización de nuestra manera de ver los contenidos audiovisuales”. Es decir, hacer conscientes a los alumnos, sean niños, adolescentes o adultos, de que hay «siempre un filtro detrás de cualquier película, serie o anuncio», también una maquinaria, una tecnología y unas personas que la utilizan «y eso condiciona los mensajes que nos llegan».
En su experiencia, entiende que se “exige al alumnado de Primaria y de Secundaria utilizar herramientas audiovisuales sin entender cómo funciona la tecnología y el lenguaje audiovisual, y no nos beneficiamos del potencial que tienen”. Por eso en sus talleres aplica procesos de aprendizaje lúdicos, en los que los alumnos aprenden el proceso de realizar un cortometraje, un videoclip o documental “sin presiones”. De hecho valora mucho “la falta de solemnidad y presiones” de las nuevas generaciones “como que sintieran mucha más libertad a la hora de coger una cámara, o de plantear soluciones creativas”.
Es esa doble vertiente de, por un lado, enseñar a “leer” los productos y, por otro, despertar la vocación por crearlos de forma profesional, como sucede posteriormente en los cursos para Filmmakers de la propia ECAM. Algo que vaya más allá de aquella Real Orden de 1912 en la que simplemente se pretendían encajar los conocimientos de la pedagogía del siglo XIX y convierta a los alumnos en sujetos de su propio aprendizaje. Una forma también de poner en valor cine y televisión frente a los tópicos, como los procesos complejos y especializados que realmente son.
Foto: Talleres de alfabetización audiovisual en el campamento urbano de la ECAM – ECAM
