El Festival de Málaga acoge la emocionada presentación de la última película del director, con sus actores rindiéndole homenaje
Roberto Pérez Toledo nos deja ‘Lugares a los que nunca hemos ido’, su luminosa película póstuma

Era un animal del cortometraje, pero tras el confinamiento de 2020 el director y guionista Roberto Pérez Toledo decidió que quería plantear un viaje, uno más largo. Una propuesta del actor Francesc Corbera, en plena crisis personal, fue el gérmen para que Pérez Toledo empezara a imaginar en su cabeza la que sería aquella película sobre el amor que no pudo ver en una sala de cine: la luminosa Lugares a los que nunca hemos ido.
Como pasa con muchos cineastas, el Festival de Málaga tiene su propia historia con Roberto Pérez Toledo. Aquí ganó dos premios en la sección paralela ZonaZine con su primera película, Seis puntos sobre Emma (2011) y una década más tarde, estrena en el mismo espacio su película póstuma. Un drama vital sobre las relaciones en la edad adulta a través de cinco historias distintas, unidas a través de la reflexión sobre el amor, que era lo que le interesaba a Pérez Toledo de aquella primera inquietud de Corbera.
Con la ausencia y la presencia del director y guionista, la presentación de esta última película en el Festival se ha vivido con mucha emoción. El elenco de la película se ha trasladado a Málaga para presentarla con Francesc Corbera, Belén Fabra, Pepe Ocio, Verónika Moral, Emilio Buale, Sergio Torrico, Miguel Diosdado, Laura Rozalén y Andrés Picazo. Los actores y actrices han hablado visiblemente afectados de lo que ha sido trabajar con Pérez Toledo repitiendo una palabra: regalo.
El origen de Lugares a los que nunca hemos ido

Actor del segmento más importante de la película pero también productor del proyecto, Francesc Corbera ha liderado, con un profundo sentido de la responsabilidad, las intervenciones en la rueda de prensa de Lugares a los que nunca hemos ido. Ha explicado que la idea de la película nació de un momento personal muy duro durante la fase de encierro de la pandemia cuando «estaba muy mal, pensé que tenía una depresión. Tenía una tristeza muy grande y empecé a pensar en qué me estaba pasando y de ahí en qué estaba pasando en el mundo. Y a la conclusión a la que llegué es que a los seres humanos nos había venido a ver la muerte».
El actor ha seguido explicando sus pensamientos: «Si eso está pasando fuera, ¿qué parte de mi se está muriendo para que yo me pueda recuperar? De esa idea nació esa idea de confrontar con la perspectiva, la realidad, de que el ser humano solo sufre por un motivo en la vida, porque hay realidades que vienen dadas que no le gustan. Eso engloba todo: una traición en el amor, una desgracia, una perspectiva que no se cumple, un sueño que sí y te crea un vacío personal».
De ese planteamiento existencial que Corbera explicó a Pérez Toledo, el director y guionista lo transformó en cinco historias de parejas que se encuentran en un momento de cambio en una fase de edad parecida: los 40. Un momento de la vida que Pepe Ocio ha comparado con una película: «A los 40 le das como al pause un poco y te preguntas cómo sigue la trama. ¿Seguimos por este camino, rebobinamos, retomamos esto, volvemos a los 15, a los 25? Creo que a través de todas estas historias Roberto lo supo plasmar muy bien».
Los actores, los «efectos especiales» de Roberto Pérez Toledo

Ocio ha definido a Pérez Toledo como «un diseccionador de emociones» con el que era muy fácil trabajar. Todos los actores han coincidido en el espacio que Pérez Toledo le daba a los intérpretes. Belén Fabra ha destacado también «el sentido de humor de Rober, que está muy presente en esta película. A pesar de hablar de cosas profundas, de cosas que nos tocan, él sabía poner el foco en cosas que pasan desapercibidas que son las que le dan el sentido a la vida».
Corbera ha sintetizado las capacidades de Pérez Toledo en «su capacidad para leer a las personas, de ubicar a los actores en qué personajes. Eso lo he visto pocas veces. Era una persona que tenía sensibilidad de tener conciencia de lo que supone ponerse a actuar y el espacio de vulnerabilidad cuando uno actúa. Eso generaba magia con los actores y en el set». Verónika Moral ha explicado que, para Pérez Toledo, los actores eran «sus efectos especiales».
Los intérpretes de Lugares a los que nunca hemos ido han destacado también las oportunidades que daba Pérez Toledo a actores menos reconocidos o a los que se les encasillaba solo en unos determinados papeles. Sergio Torrico, ubicado en unos determinados roles por su físico, ha comentado: «Yo me he quejado toda mi vida de que no me han dado una oportunidad para demostrar lo que puedo hacer. Y leyendo el guion vi que era esa la oportunidad». Emilio Buale decía que Pérez Toledo iba más allá: «Él tenía presente que la revolución y los cambios estaban siempre en aquellos grupos y personas que estaban en los márgenes. Y a partir de ahí era capaz de armar historias nuevas».
Imagen de portada: Lugares a los que nunca hemos ido.
