1. Entrevistas
  2. “Los timadores no matan a nadie, roban poco, no extorsionan… eso facilita empatizar con el personaje”

“Los timadores no matan a nadie, roban poco, no extorsionan… eso facilita empatizar con el personaje”

El director de ‘Oswald. El falsificador’ explica el largo proceso de filmación y su relación con la figura de Oswald Aulestia, el falsificador de arte más buscado del mundo

Kike Maíllo Oswald. El falsificador

Kike Maíllo estrena este viernes su primer documental Oswald. El falsificador, que llega a cines y a Filmin. Cuenta la historia de Oswald Aulestia Bach, en su momento el falsificador más buscado del mundo, implicado en la ‘Operación Artista’, un operativo policial internacional entre EEUU, España e Italia que desmanteló una red de falsificación de arte.

Se trata del primer documental original de Filmin y su segunda producción propia tras Doctor Portuondo y se reestrenará, para comienzos del año que viene, como una miniserie de tres episodios que emitirán TVE, TV3 y la misma plataforma. Kike Maíllo nos atiende en las oficinas de El Terrat en Gran Vía de Madrid, en mitad de la promoción de la misma, y habla de la figura de Oswald y de las dificultades de un proyecto que ha tardado tres años en filmar.

¿Cuánto tiempo os ha llevado este documental?

Han sido más de tres años, desde que leo por primera vez una noticia sobre Oswald buscando material para hacer una película de ficción. Queríamos nutrirnos de historias y personajes verdaderos para hacer una historia de timadores, y me encuentro un artículo que habla de un hombre que está en busca y captura, de quien yo no había oído hablar antes. Intentamos ponernos en contacto y se convierte en un proceso largo porque él tenía que coger confianza, abrirse a nosotros. Al principio desconfiaba de por qué le queríamos sacar información. Pero al final tuvo esa parte de exhibicionista, de ego, que hace que se vaya abriendo y tengamos la relación que tenemos hoy día que es casi de amistad.

“El personaje Oswald era tan excesivo y atractivo que merecía más la pena mostrarlo que buscar un actor”

¿En qué momento decidís convertir esa investigación en documental?

Después de un par de entrevistas con él nos damos cuenta de que el personaje es tan excesivo y tan atractivo que nos merece más la pena mostrar ese carisma que buscar un actor o crear un personaje que se le parezca. Supongo que el personaje nos acaba atrapando y cruzamos una línea que no es a lo que nos dedicamos normalmente, que es la ficción. (Duda) Sí, es después de conocerlo a él y de dos tres conversaciones que Marta Libertad Castillo, la guionista del documental, y Ana Eiras, la productora ejecutiva, me empujan a que hagamos en un documental

Durante la filmación los acontecimientos os van marcando el camino, como la entrada en la cárcel de Oswald. ¿Habéis recreado situaciones, como la llamada en que se arrepiente de acompañaros en uno de los viajes?

Eso sucede realmente, pero no me llama él, soy yo quien le llama. Llevábamos un rato esperándolo y nos dice de repente que está enfermo. Claro, ¿por qué no me lo dices ayer? Vemos que es una cuestión de miedos, que a la postre eran miedos reales, y que nos está mintiendo. Aunque en este caso no era un viaje a EEUU, sino a Italia.

¿Hubo una transformación real de Oswald en esos tres años? En su primera aparición dice “todo es mentira”, al final aparece sin “disfraz”…

El paso por la cárcel hace que él se desnude más. Sufre un punto de inflexión importante, que no sé si lo conseguimos retratar al 100%, espero que sí. Su idea de que su ego se lo ha comido o que preferiría no estar tan sometido a su ambición, se hace más latente cuando sale de prisión. También influye que él, a base de conocernos, que fue un proceso largo, se va abriendo. Ahora mismo tenemos una relación bastante fuerte con él, sobre todo Marta. Luego, aparte, sí que trabajamos según claves de ficción. Y eso que al principio nuestro acercamiento es casi periodístico, porque no sabemos cómo contactar con él. Buscamos a los abogados, las fuentes oficiales como los policías que lo investigaron… Y es en un momento dado cuando él aparece, porque sabe que lo estamos buscando.

"Los timadores no matan a nadie, roban poco, no extorsionan... eso facilita empatizar con el personaje" 1

Se cumple el tópico del policía que admira al timador al que investiga…

Sí, es el caso de Carlos, uno de los investigadores de la Policía Nacional. Es un tío que realmente siente fascinación por el personaje. También seguramente en su etapa de perseguir falsificaciones, que ya no se dedica a ellos, es el caso más grande que ha tenido. Y a la postre los timadores son gente que no matan a nadie, roban poco, no extorsionan… Es un delito, evidentemente, y el policía lo persigue, pero no tiene con una gran carga moral, así que facilita empatizar con el personaje.

Queda esa idea de que la víctima de un timo se lo merece un poco.

Casi todo los timos se basan en que la víctima cree que está sacando un beneficio que no debería sacar. La otra persona piensa que se está aprovechando del timador cuando es al contrario. Es el timo de la estampita. Si te ofrecen un Picasso que debería costar cinco millones de euros por solo 50.000, algo pasa. De hecho, los anticuarios con los que hemos hablado explican que cuando están buscando la gran cosa se trata de comprar algo por menos valor del que tiene. Una pieza del siglo XVI que el que la tiene no sabe lo que es. Realmente funciona como un timo, aunque sea legal.

"Los timadores no matan a nadie, roban poco, no extorsionan... eso facilita empatizar con el personaje" 2

¿Cómo habéis trabajado los dos montajes, el de largo y el de serie?

Hay una diferencia estructural, ese paso de largo a serie de tres episodios. El primer capítulo habla más de los casos policiales y apenas sale Oswald. El segundo está dedicado a su vida y el tercero sucede en EEUU y cuenta su ingreso en prisión y la vuelta. Incluye material que en este largometraje se nos ha quedado fuera, como nuevos personajes que aparecen. Es más rico, aunque la tensión en el largometraje se mantiene más constante, porque tiene que tirar desde el principio hasta el final y la serie juega con su propia estructura episódica.

¿Dirías que en Oswald. El falsificador existe una reflexión sobre qué entendemos por una obra de arte?

Sí, aunque no directamente. Al final una obra es tan importante como lo que gusta o lo que consigue trascender como historia. La obra necesita de una historia alrededor, o el propio artista. Una curiosidad, una anécdota o cómo se forjó su leyenda. Pasa en el cine, por ejemplo, que se crea la figura del autor aunque las películas las hagamos entre cien personas. Y creo que en el propio Oswald, al acercarse a nosotros, hay un componente de ego, de construir un personaje que pensaba que le iba ayudar a acceder a más gente con su obra propia. Al principio quizás no, pero cuando empezó a ver que el documental servía para que se le acercase más gente, que los medios lo llamaban, el juego un poco con crear una especie de pirata legendario, aunque el paso por la cárcel al final haga que se desnude más.

Imágenes: Kike Maíllo junto a Oswald Aulestia en Oswald. El falsificador – Filmin
Menú